Concluidas sus vacaciones, Barack Obama inició el lunes su etapa final como presidente de Estados Unidos, en un intento de último minuto para atar cabos sueltos y afinar su legado antes de entregar las riendas al presidente electo Donald Trump.
Obama regresa ó a Washington el lunes al mediodía desde Hawaii, cuando le restan poco más de dos semanas y media para que concluya su periodo como presidente.
Dedicará principalmente sus últimos días a proteger su ley de reforma al sistema de salud —que afronta el peligro de que la revoquen_, elaborar un discurso importante de despedida y continuar los preparativos para la entrega del poder a Trump.
En un correo electrónico dirigido el lunes a sus simpatizantes, Obama dijo que pronunciará el 10 de enero su discurso de despedida, una tradición que inauguró en 1796 el primer presidente, George Washington, para dirigirse al pueblo estadounidense por última vez en el cargo.
Obama dirá su mensaje en McCormick Place, un enorme centro de convenciones en Chicago, la ciudad de residencia del mandatario saliente.
«Pienso en lo que diré como una oportunidad para agradecerles esta travesía asombrosa, para celebrar la manera como ustedes cambiaron este país positivamente los últimos ocho años, y para dar alguna idea de a dónde iremos desde aquí», informó Obama.
El redactor en jefe de los discursos de Obama, Cody Keenan, viajó con el presiente a Hawaii y pasó gran parte del tiempo trabajando en el mensaje. El viaje a Chicago posiblemente sea el último de Obama fuera de Washington como presidente e incluirá una «reunión familiar» con los excolaboradores de campaña del aún gobernante.
Obama también tiene previsto de último momento conmutar condenas y conceder perdones, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, en conformidad con los esfuerzos del mandatario en su segundo periodo de reducir los castigos a presos a los que se impusieron sentencias indebidamente severas por delitos relacionados con drogas.
Aunque también han solicitado la indulgencia presidencial infractores prominentes como Edward Snowden y Rod Blagojevich, se prevé que los últimos actos de clemencia de Obama estén dirigidos a los presos por drogas cuya situación el mandatario intento corregir aunque infructuosamente mediante una reforma a la justicia penal.
Después de que asumiera la presidencia hace ocho años, Obama y sus colaboradores elogiaron profusamente la manera como el anterior mandatario, George W. Bush, había contribuido a que las nuevas autoridades asumieran el gigantesco aparato gubernamental.
Obama se comprometió a hacer el mismo favor a Trump, pero la transición no ha estado libre de incidentes.
Ambos equipos han chocado en cuanto a las solicitudes del equipo de Trump de que se le facilite información que los colaboradores de Obama temen pudiera ser utilizada para eliminar a los empleados del gobierno que trabajaron en prioridades del mandatario, como el cambio climático y los derechos de las minorías en ultramar.
El equipo de Trump ha estado frustrado por los intentos de Obama de sujetar al magnate con últimas acciones para bloquear las perforaciones petroleras en el mar, declarar nuevos refugios y vaciar aún más la prisión de la bahía de Guantánamo.
Durante sus vacaciones en Oahu, Obama reafirmó su posición personal en dos temas de política exterior que lo pusieron directamente en conflicto con Trump.
Obama ordenó que Estados Unidos se apartara de su tradición al permitir que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución adversa a los asentamientos israelíes y después impuso sanciones a Rusia con el argumento de que Moscú hackeó correos y sistemas informáticos en Estados Unidos.
AP