Todo parece indicar que el fortalecimiento de la ultraderecha continuará en las próximas elecciones en Francia, cuya primera vuelta está prevista para abril del 2017
Sí algo ha impactado el escenario mundial de fin de año es sin duda la desesperada respuesta de los ciudadanos del mundo desarrollado en distintos procesos electorales como los ocurridos durante el 2016 en el Reino Unido con el Brexit en junio; en EE.UU. con Trump en noviembre; y cerrando en Italia con la derrota de la propuesta de reforma constitucional en diciembre. Estos resultados podrían ser la consecuencia de la manera como los partidos tradicionales han enfrentado la crisis económica y social en cada país, haciéndolos sentir que ha sido incumplido el pacto social implícito en el cual los ciudadanos otorgan lealtad y apoyo al sistema político a cambio de un relativo bienestar. Esta creciente sensación de abandono y olvido en los sectores obreros y clase media en general, socava cada vez más la capacidad de representación de los partidos del ‘estatus quo’ y fortalece la expansión de tendencias ultraderechistas que hacen uso de prácticas y discursos que se valen del populismo, el nacionalismo, el aislacionismo y y el euroescepticismo, en las cuales el personalismo es un común denominador.
En este sentido, todo parece indicar que el fortalecimiento de la ultraderecha continuará en las próximas elecciones en Francia, cuya primera vuelta está prevista para abril del 2017. Aquí la contienda será entre la derecha y la ultraderecha ante el descalabro de la izquierda; debido a la enorme impopularidad del gobierno socialista con políticas derechistas de Hollande y la dispersión de la izquierda francesa. En este escenario se espera que se produzca un incremento del voto castigo, producto del malestar y miedo ocasionado por el deterioro del estado de bienestar y el terrorismo; situación de la cual culpan a los políticos tradicionales, y sus políticas de integración e inmigración.
En cuanto a los candidatos con posibilidades, seguramente esta actitud antisistema mejorará la votación de la candidata de la ultra derecha Jean-Marie Le Pen, quien cuenta con un 34 % de aceptación y su partido el Frente Nacional, pero sin lograr imponerse al ultra conservador François Fillon, postulado por “Los Republicanos”, quien tiene una aceptación del 66 %; y presenta un perfil similar a la candidata del FN que lo acerca a los extremistas; paradójicamente, también, puede atraer a los que rechazan al Frente Nacional. Además, los estudios de opinión y experiencias análogas pueden arrojar algunas luces sobre el comportamiento político; por ejemplo, se sabe que mientras menos escolaridad se tenga, más elevada es la probabilidad de votar al FN. Por otra parte, las investigaciones indican que los trabajadores y empleados ven con desconfianza la candidatura de Fillon, dato que concuerda con un 62 % que siente preocupación por su programa de liberación de la economía.
Sin embargo, estos datos no son del todo concluyentes y puede aparecer en el transcurso del tiempo que falta para la justa electoral algún incidente que determine sorpresivamente la intención del voto francés.
Freddy José Castellanos Brandes
Profesor de la Escuela de Estudios Internacionales
FACES-UCV