Cuando el quitiplás muere de pie

«Eleazar Iriza tenía un trabajo sostenido con su comunidad. Fue una referencia de pedagogía cimarrona en la didáctica de ejecutar uno de los instrumentos de creación barloventeña na’má, como son los quitiplás…»

Un profesor de larga data de Barlovento me escribe lleno de angustia, preocupación y con ganas de ocuparse y buscar respuesta sobre la inestabilidad social que vive la subregión de Barlovento, debido a tres elementos esenciales. Primero, la inseguridad, que sigue batiendo récords en indicadores de pérdidas de vidas, y dice que, como muchos, según la encuesta realizada por el Centro de Estudios integrales de Barlovento, hizo metástasis. La inseguridad, como hemos venido repitiendo a lo largo de los últimos meses a través de nuestros artículos, es el factor de mayor prioridad para recuperar nuestra subregión como un área estratégica y modelo de convivencia en armonía y sostenibilidad entre sus habitantes. Sin seguridad, no hay desarrollo agrícola. La estructura delictiva ha permeado casi todo el tejido social. Los focos de resistencia y el aferrarse a ser barloventeño es una prioridad para la mayoría de los y las que creemos en nuestra tierra. No basta tener las buenas intenciones, sino cómo se implementan correctamente, no bastan políticas populistas de carato de agua, no basta que Barlovento tenga altos funcionarios en el alto gobierno si eso es inversamente proporcional al aumento de la inseguridad, el aumento de las necesidades básicas insatisfechas aferrada aún a la esperanza de sentir cambios cualitativos en la calidad de vida. El segundo aspecto es la sostenibilidad alimentaria. Las colas por adquirir una transgénica y dañina Harina PAN o un pan de trigo, también transgénico, se ha convertido en una tragedia cotidiana. Los precios de los productos fuera de las bolsas inconsistentes de los Claps y su deficiente distribución es simplemente inalcanzable, pues están a precios del dólar paralelo, aunque el Estado sigue haciendo el esfuerzo, por la vía a esta altura incomprensible de la importación, es casi imposible adquirir alimentos fuera de las bolsas intermitentes. Tercero está la salud,  factor que compartía con el profesor angustiado a quien su salario no le alcanza, pese a su alto nivel profesional, para adquirir una medicina para las enfermedades de mayor riesgo que  producen accidentes cardiovasculares como la hipertensión, por solo mencionar una de las más comunes.

La hipertrofia de las buenas intenciones

Barlovento, por sus altos funcionarios en el alto gobierno, pudo haberse convertido en el 2016 en lo que decía el comandante Chávez en su proyecto estratégico Un salto hacia adelante, en una vitrina de la Venezuela que queremos. Pero lamentablemente no fue así. Ojo, no estoy culpabilizando a nadie individualmente, sino que en esos funcionarios, seguro estoy, sienten una fuerte vergüenza interna cuando visitan a la tierra que los vio nacer cuando seguramente han dado instrucciones a sus cuadros medios para echar adelante a nuestra región, pero los cuadros seleccionados para implementar esas medidas no han dado los resultados esperados, pues se han enquistado y se creen ultrapoderosos al no distribuir como debe ser las responsabilidades asignadas y los bienes que les pertenecen a todos por igual. Con las nuevas designaciones ministeriales, Barlovento sigue teniendo en el alto gobierno gente que tiene sembrado su ombligo en esta tierra. Es necesario una autocrítica en ese sentido. El papel de las políticas educativas y la construcción del poder comunal es un reto, pues recuerden que los tres grandes proyectos que han guiado el proceso bolivariano a lo largo de estos diecisiete años son el Salto hacia Adelante, el proyecto Simón Bolívar y el Plan de la Patria, donde la educación y la comuna eran y son los ejes estratégicos para el nuevo republicano.

Eleazar Iriza …primer cultor asesinado

Me comentan que fue muy temprano, cuando a quemarropa le dispararon a su rostro, a pocos metros de la Virgen Aparecida de la Arenita, de la cual era devoto y uno de sus promotores. Viene de una familia de músicos tradicionales, como su madre María Iriza y su hermana. Eleazar Iriza tenía un trabajo sostenido con su comunidad. Fue una referencia de pedagogía cimarrona en la didáctica de ejecutar uno de los instrumentos de creación barloventeña na’má, como son los quitiplás sobre los cuales había formado más de una centena de niños y niñas. Formaba parte del gabinete cultural del Estado Miranda. Se movía como la mayoría de los cultores afrovenezolanos, sin recursos, sin privilegios, siempre era un voluntario, era por excelencia el protector de la cultura tradicional del quitiplás, quien también se había formado con los maestros Miguel Urbina y Jhonny Rudas, lóderes de la desaparecida Cátedra de Percusión de Barlovento, por falta de recursos y saboteo institucional. Ese trato amable de Eleazar, con su sonrisa esperanzadora, fue apagada prácticamente con la salida del sol y el canto de los arrendajos, que aletearon al escuchar los disparos de las manos asesinas. Su práctica cultural estaba ligada a sus prácticas agrícolas. Hizo un gran esfuerzo por mantener una chocolatera tradicional, de la cual al final tampoco recibió el apoyo para proseguir como una forma de sustento con identidad propia; se quedo con la vara de echuponear en la mano. La muerte de Eleazar se suma al sexto asesinato de un miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela en Barlovento, siendo el primer asesinato de un miembro de esa organización política en el Municipio Andres Bello y el segundo  asesinato de un cultivador de cacao en el eje Las Delicias-Arenita después del asesinato de la señora Quintana, a donde aún no se ha presentado el Ministerio de la Mujer. Aun no dan respuesta a los planteamientos del plan de prevención… Qué vaina.

CHU CHE RÍAS

Es urgente revisar las prácticas de la contraloría social y los entuertos de la distribución de las viviendas, las bolsas de comida en Barlovento y las comunidades afrovenezolanas.

LA VOZ DE AFROAMÉRICA / Jesús Chucho García

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