Las autoridades estadounidenses presentaron cargos contra el veterano de la guerra de Irak que mató a cinco personas e hirió a otras seis en el aeropuerto de Fort Lauderdale, crímenes que podrían llevarlo a la pena de muerte.
El Departamento de Justicia presentó el sábado cargos contra Esteban Santiago, de 26 años, por el ataque a balazos del viernes que obligó a cerrar ese aeropuerto del estado de Florida, uno de los principales accesos a Estados Unidos desde Latinoamérica y el Caribe.
El detenido será llevado el lunes ante un corte.
Santiago, quien anteriormente había mostrado signos de «conducta errática», llegó a Fort Lauderdale el mismo viernes en un vuelo desde Alaska, donde residía.
El ataque ocurrió en el área de recogida de equipajes de la Terminal 2. Las autoridades dijeron que Santiago cargó su arma en un baño y luego abrió fuego contra quienes estaban retirando sus maletas.
Una vez que se le acabaron las balas, Santiago se tendió en el piso y pacíficamente se entregó cuando se aproximaron los policías, relataron testigos.
El arma era una pistola semiautomática de 9 mm que él había declarado y guardado en el equipo que había despachado en la bodega del avión. Que haya viajado con un arma en la maleta no es ilegal en Estados Unidos, porque el derecho a portar armas está garantizado por la Constitución.
El tiroteo hizo que miles de viajeros huyeran para salvar sus vidas y obligó a cerrar el aeropuerto por 16 horas.
Santiago enfrenta cargos por delitos con armas de fuego y actos de violencia en un aeropuerto, dijo el fiscal especial Wilfredo Ferrer. Si es condenado, puede enfrentarse a la pena de muerte o a cadena perpetua.
«Santiago empezó a disparar y apuntaba a las cabezas de sus víctimas hasta que se quedó sin munición», relató Ferrer.
Las autoridades investigan los motivos del ataque, sin descartar el «ángulo terrorista», según el FBI.
«Seguimos analizando todas las líneas de investigación y todos los motivos para este espantoso ataque», dijo el agente del FBI George Piro.
«Seguimos examinando el ángulo terrorista como potencial motivación del ataque», añadió Piro.
«Conducta errática»
Exmiembro de la Guardia Nacional en Puerto Rico y Alaska, Santiago sirvió en Irak entre abril de 2010 y febrero de 2011. Terminó sus funciones militares en agosto.
El pasado 7 de noviembre, Santiago acudió a la oficina del FBI en Anchorage (Alaska), donde dijo que lo estaban forzando a pelear por el grupo yihadista Estado Islámico y que la CIA controlaba su mente, al obligarlo a mirar videos de esa organización.
Esta «conducta errática» llevó a que los agentes contactaran a la policía local, que lo llevó a una instalación médica para un examen de su estado mental, dijo Piro.
El jefe de la policía de Anchorage, Christopher Tolley, contó que Santiago acudió a la oficina del FBI con un arma cargada, pero la dejó en su auto junto a su hijo recién nacido.
La policía retuvo el arma por razones de seguridad, pero Santiago la recuperó el 8 de diciembre.
Tolley dijo que no estaba claro si era la misma pistola que usó en el mortal ataque en el aeropuerto.
Una tía del sospechoso, María Luisa Ruiz, indicó al sitio de noticias NorthJersey.com que Santiago, cuyo hijo nació en septiembre, padecía problemas mentales.
«Parece que hace como un mes perdió la cabeza», dijo la tía. «Decía que vio cosas», añadió.
«Mi familia y yo estamos en shock», dijo. «Es triste pero debemos enfrentar la situación», agregó.
Las autoridades no han identificado a las víctimas, pero según medios locales al menos tres habían llegado a Fort Lauderdale para abordar cruceros.
Entre ellas está Olga Woltering, una abuela de 84 años nacida en Gran Bretaña, quien iría en un crucero con su marido de 90 años, dijo el diario Sun Sentinel de Fort Lauderdale.
También Terry Andres, de 62 años, quien iba de vacaciones con su esposa de casi cuatro décadas, Ann, indicó el Palm Beach Post.
Otras víctimas son Michael y Kari Oehme, una pareja en sus 50 años de edad. Él resultó muerto, mientras que su esposa fue herida en el hombro, dijo el Miami Herald.
AFP