Artículos escritos para La Voz por los profesores de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. La responsabilidad de las opiniones emitidas en sus artículos y Notas Internacionales es de los autores y no comprometen a la institución.
Néstor M. Cegarra
En Venezuela, la implementación de indicadores sociales, económicos, demográficos y ambientales, ha transitado por un proceso cualitativamente distinto al de otras regiones del mundo. Ello le ha proporcionado características particulares, que han determinado sus orientaciones, debates y propuestas. Entre sus rasgos destacan los fecundos vínculos con el combate a la pobreza, la justicia socio ambiental, la salud, la crítica al consumismo, entre otros.
Ser sostenible califica múltiples nociones y procesos y es constitutivo de la mayoría de los discursos políticos. Sin embargo, no hay plena claridad sobre cómo operacionalizar los enunciados teóricos del desarrollo sostenible; hasta la fecha ningún país, ni estilo de desarrollo se asume como sostenible, y al parecer se está lejos de serlo. Pese a ello, existe una incesante búsqueda de indicadores para construir formas de aproximar la visión de sustentabilidad a los procesos de toma de decisiones, ya que finalmente la articulación de la economía, con la equidad social y la conservación del ambiente, debe traducirse en que las actividades humanas permitan el mantenimiento de los procesos que sustentan la vida en el planeta y a la vez hagan viable el acceso a una vida digna y pacífica. Así, es evidente que la educación hacia la utilización y construcción de indicadores nacionales que den un fiel reflejo de la realidad del país y de cómo ver el futuro, es aún más importante e imprescindible para la paz, para los derechos humanos, para el combate a la pobreza, la salud, el ambiente, etc., que son componentes esenciales para el desarrollo sostenible a lo largo de toda la vida.
Necesitamos encontrar caminos para renovar el contenido de la democracia y de la calidad de nuestra vida. La realización de indicadores desempeña un papel crucial para develar las fórmulas para impulsar la emancipación de las comunidades y la sociedad excluidas de la vida política. El desarrollo sostenible está obligado a fortalecer las capacidades de la sociedad para cuestionar e intervenir las decisiones públicas que inciden en su calidad de vida. La formación política es necesaria para contextualizar e intervenir en la resolución de conflictos.
Pese a la generalidad del concepto de desarrollo sostenible, creemos que el decenio próximo a enfrentar representa una gran oportunidad. Se trata de un momento clave para robustecer nuestros procesos y organizaciones, así como para defender los logros alcanzados. Llamamos la atención para participar en la elaboración de indicadores, incrementando nuestros esfuerzos, fortaleciendo nuestras alianzas y desplegando mejores capacidades en la organización del país. Esta participación no debe verse como una pérdida o debilitamiento de identidades colectivas, se trata de aprovechar las nuevas condiciones creadas por el decenio para fortalecer vínculos y establecer estrategias conjuntas entre los diferentes organismos que conforman el Sistema Estadístico Nacional (SEN).
NOTA INTERNACIONAL
Monedas Locales
Freddy José Castellanos Brandes
Este nuevo año trae una buena noticia. Se trata de la prueba piloto con una moneda local en la ciudad española de Barcelona. Esta experiencia, ya conocida en otras urbes, surge ante las recurrentes crisis del capitalismo globalizador que generan exclusión social y pobreza en muchos territorios, los cuales están indefensos ante la voracidad del mercado. Estas monedas permiten a los ciudadanos defenderse de la lógica especulativa practicada por grupos financieros internacionales.
Esta estrategia considera que sustituir este sistema financiero injusto es complejo y demoraría décadas; hoy la alternativa más sensata y rápida es el rescate de experiencias históricas que lograban satisfacer necesidades de las comunidades a partir de sus propias dinámicas comerciales.
Las ventajas son múltiples, protegen a las comunidades de las crisis globales, la inflación, preservan la naturaleza, crean empleo, las riquezas se quedan en la localidad, fomentan el aprendizaje de oficios; además, pueden coexistir con las monedas nacionales.