El directivo de la Fundación Deportiva Mirandina y técnico del basquet mirandino, explicó a periodistas de medios la importancia de ser netamente profesional a la hora de llevar conocimientos deportivos a los atletas
«No es fácil ser buen entrenador, ya que nos esmeramos en nuestro trabajo para que cualquier posibilidad por muy pequeña que sea se convierta en un triunfo y para eso necesitan muchas horas de sacrificio, planificación y reorientaciones, de ser necesarias, para sacar el mejor provecho del atleta a su máxima capacidad, como individual y en cohesión de equipo, por eso nuestra visión tiene que ser muy amplia».
Lo anterior se desprende de las declaraciones aportadas esta semana por el reconocido entrenador y técnico del basquet, Marshall Ollarvides quien preside la Fundación Deportiva Mirandina y nos permitía conocer su apreciación en torno al papel del entrenador de estos tiempos en Venezuela.
Ollarvides quiso además citar las expresiones del especialista Jhoon Woden, cuando refería que : «Para Llegar a la cima del éxito debemos estar preparados a cumplir muchas etapas, cúmulo de experiencias, actualizaciones, en fin todo para ir construyendo el camino al éxito, que no es más que el resultado natural de íntima satisfacción lograda al saber que uno hizo lo mejor que pudo para transformar en lo mejor que uno es capaz de hacer».
Para nuestro entrevistado el entrenador debe ser polifacético, y a la hora de detallar sus puntualizaciones al respecto indica que para poder analizar este punto ha requerido de un dossier de opiniones que ha encontrado en el tapete social en el que se desenvuelve, a la hora de referirse netamente al plano de profesionales que necesitan atención como miembros de una comunidad y los aportes que hacen a los municipios, estados y a la Nación.
«El coach es un líder, amigo, investigador, es innovador, creativo, audaz, debe ser ejemplar, es buen político, administrador, debe tener rol de orientador, atender principios básicos de primeros auxilios, entre otras cualidades que va desarrollando en el camino», indica Marshall Ollarvides.
Finalmente, y a manera reflexiva refiere que «en esta profesión hemos reído, llorado, hemos estado ante sentimientos encontrados, y tenido un cúmulo de emociones que son inexplicables y sólo se viven cuando se gana o se pierde, aún sabiendo que dimos todo por el todo por lo que amamos. Veamos al entrenador como un ser que siente y padece, y no se escapa de esta realidad de vida actual, que nunca abandona su misión aunque no tenga los requerimientos mínimos para que su calidad de vida sea óptima, inversamente proporcional a los aportes Invaluables que deja a la sociedad entera», culminó.
Janeth Solórzano
jsjsolorzano@gmail.com