Hampa cotidiana

Hay quienes reiteradamente han sido víctimas de atracos a mano armada cuando caminan por las calles de Caracas o usan el transporte público

 

Resultan innegables los logros del Gobierno Nacional, como abastecer a la población a través de los Comités Locales de Abastecimiento (Clap), cuando desestabilizar la economía es parte de la estrategia de la oposición venezolana con éxito probado en las elecciones de la Asamblea Nacional del 6D. Sin embargo, la delincuencia sigue siendo uno de los problemas que causan más malestar en la población.

Hay quienes reiteradamente han sido víctimas de atracos a mano armada cuando caminan por las calles de Caracas o usan el transporte público. Esto se ha convertido en una práctica de alto riesgo. Los que andan en autobuses o camionetas son abordados por ladrones, quienes buscan amedrentarlos para atracarlos, mientras que los usuarios del subterráneo están expuestos a que en un descuido les hurten sus pertenencias, como celulares, que son los objetos más codiciados por los rateros.

La situación no es nueva. Antes de la presidencia del comandante Hugo Chávez, los robos eran frecuentes. Eso está documentado en la prensa de ese momento. Recuerdo que en la avenida Fuerzas Armadas, cerca del Nuevo Circo, finalizando los ochenta, sobreviví a dos intentos de atraco. Aunque la situación viene de antes, corresponde en el presente tomar medidas radicales para contrarrestar este flagelo, más allá de las OLP que han desmantelado bandas y atrapado a sus cabecillas, tales como a El Picure y El Lucifer.

Frenar el hampa que anda por los sitios más transitados de la capital a cualquier hora del día es tarea inmediata. La Guardia Nacional Bolivariana debe ser efectiva en acabarla, al igual que el bachaqueo, la extorsión y demás prácticas delictivas.

Basta de tanta impunidad, ya que el ciudadano de a pie se siente desprotegido cuando termina en manos del hampa común o del bachaquerismo, que le arrancan, en segundos, el fruto de su trabajo, y hasta la vida, que siempre está en riesgo cuando aparece un hampón.

Isabel Rivero De Armas

aporrea.org

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