El instinto asesino de Coleman

Por sus crímenes, recibió tres sentencias de muerte, una en cada estado donde había asesinado: Indiana, Ohio e Illinois. La condena se ejecutó el 26 de abril de 2002, cuando el asesino tenía 46 años

Alton Coleman fue un sociópata afroamericano que se convirtió en uno de los asesinos seriales más perseguido de la década de los ochenta. En menos de tres meses se ganó un puesto especial en la lista de los 10 más buscados del FBI, pues, junto a su novia, Debra Brown, viajó por seis estados matando y robando a sus víctimas.

Coleman nació el 6 de noviembre de 1955 en Waukegan, Illinois. Fue criado por su abuela de 73 años y su madre prostituta, quien en ocasiones trabajaba en la presencia de su hijo. En la escuela, Coleman solía orinarse los pantalones, razón que le valió el apodo de “Pissy”. Siendo joven, se unió a varias pandillas con las que cometía delitos menores.

En 1973, cuando tenía 19 años, fue acusado con seis cargos de crímenes sexuales. Sorprendentemente, convenció a las cortes que habían atrapado al hombre equivocado y fue liberado. Sin embargo, poco después fue arrestado por raptar, robar y violar a una mujer mayor, siendo sentenciado a dos años en la prisión de Joliet.

Durante su condena molestaba sexualmente a otros convictos y después de realizar un examen psiquiátrico se descubrió su naturaleza pansexual, la cual indicaba que necesitaba tener sexo constantemente sin importar la edad o el género de las personas. Su registro policial creció desde 1976 a 1980 con cargos de crímenes sexuales.

Dos años después, Coleman era el principal sospechoso de haber violado y estrangulado a Gina Frazier, de 15 años. Fue dejado en libertad bajo fianza y en 1983 conoció a Debra Brown, una joven de buena familia que tras sufrir un golpe en la cabeza terminó con deficiencias mentales.

La macabra pareja

Debra huyó con Coleman e iniciaron una cadena de violaciones, asesinatos y robos, pero después de que él fuese acusado de violar y asesinar a una joven de 14 años, huyeron de Illinois para comenzar con su ola de violaciones y asesinatos a través de seis estados del medio oeste. Durante su escape, Coleman decía estar protegido por espíritus de «voodoo», pero lo que verdaderamente ayudó a esta macabra pareja fue su habilidad para confundirse en las comunidades afro americanas del sector.

En mayo de 1984, Coleman, bajo el pseudónimo de “Robert Knight”, establece amistad con Juanita Wheat, una mujer que vivía con su hija Vernita de nueve años, en Wisconsin. La pareja raptó a la pequeña y su cuerpo fue descubierto en un edificio abandonado.

Al mes siguiente aparecen en Indiana y allí se encontraron con dos niñas que caminaban a casa tras comprar dulces. Alton logró subirlas a su carro para llevárselas a un sitio abandonado donde estrangularon a una de ellas. A pesar de que la otra sobrevivió, fue abusada sexualmente y tras el trauma, se suicidó.

Cuatro delitos más fueron cometidos por la pareja de asesinos, pero durante este periodo Alton Coleman ya había obtenido la atención del FBI, razón por la que el 12 de julio de 1984 fue añadido a la lista de los diez más buscados, motivo suficiente para que la pareja se tuviera que mover con más discreción.

Coleman y Brown pronto viajaron a Ohio, donde atacaron sexualmente y asesinaron a una pareja que les dio hospedaje. El rastro de muerte de Coleman terminó el 20 de julio en Evanston, Illinois, gracias a una llamada anónima de una persona que reconoció a Alton mientras esperaba que la luz roja del semáforo cambiara.

La descripción y ubicación de los sospechosos sirvió para encontrarlos sentados en el parque Mason. En la estación de policía fueron identificados por sus huellas digitales y tras ser revisados encontraron un cuchillo de carnicero ensangrentado en el calcetín de Coleman y un bolso con muchas camisetas y gorras que Coleman y Brown intercambiaban cada cuatro cuadras para despistar a la policía.

Fueron acusados de cometer ocho asesinatos, siete violaciones, tres secuestros y más de 14 robos a mano armada. Una semana después de que Coleman fuese arrestado, cerca de 50 representantes de la ley de Illinois, Wisconsin, Michigan, Indiana, Kentucky y Ohio se reunieron para decidir donde enjuiciar y ejecutar a la pareja. El estado de Ohio, por su pena de muerte, fue la opción que escogieron.

Coleman y Brown fueron a juicio desde mayo de 1985 hasta abril de 2002, momento en el que la pareja se quedó sin apelaciones y argumentos para evitar la pena de muerte. Antes de que Alton fuera sentenciado, dijo: “Yo ya estoy muerto… ustedes están hablando con un hombre muerto”.

Finalmente, el 26 de abril de 2002, Alton Coleman, de 46 años, recitaba la oración “El Señor es mi pastor” cuando recibió la inyección letal que detuvo su sangriento camino.

Por otra parte, el Gobernador de Ohio en ese entonces, Richard Celeste, revocó la pena de muerte de Debra Brown, quien sirve una sentencia de por vida en la prisión para mujeres de Marysville.

Pareja explosiva

Alton Coleman y su novia, Debra Brown, formaban una mezcla explosiva. Juntos eran capaces de lo peor e iniciaron una auténtica cacería humana. No tenían escrúpulos, pero tampoco objetivos, ni ritual. Mataban porque sí, sin premeditación, aunque con mucha alevosía. Elegían mujeres al azar, abusaban de ellas y las asesinaban con lo primero que encontraban a mano. La ola homicida duró 53 largos días y únicamente su arresto pudo poner fin a tanta locura.

Edda Pujada

Salir de la versión móvil