…Los tiempos han cambiado y se avizoran momentos de mayor angustia e incertidumbre ante la situación que atraviesa el país en el orden económico, político y social…
En abril de 1957, el Arzobispo de Caracas Monseñor Rafael Arias Blanco, promulgó una pastoral con motivo de la próxima celebración del primero de Mayo.
Esta fue leída en todas las Parroquias de Caracas; inmediatamente se extendió a todo el país y al exterior, abriendo así una brecha a la censura de prensa instaurada por la férrea dictadura liderada por el general Marcos Pérez Jiménez, que gobernó por diez años a Venezuela (1948-1958).
Desde sus inicios, el triunvirato presidido por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, comienzan su gestión haciendo promesas de convocatoria a elecciones. Sin embargo, a pesar de éstas promesas, inicia una cacería de brujas, contra la dirigencia de Acción Democrática encarcelándolos y expulsándolos del país.
El sapeo, la tortura y la censura de prensa caracteriza al régimen como forma de implantar el miedo colectivo. Se crea el campo de concentración de Guasina y las mazmorras de la Seguridad Nacional (policía política) se abarrotan de venezolanos que no comulgaban con el régimen.
El 30 de noviembre de 1952 se convoca a una consulta electoral para la elección de una Asamblea Constituyente, cuyo objetivo era redactar una nueva Carta Magna.
Concurren tres organizaciones políticas, a saber el Frente Electoral Independiente (FEI) oficialista, Copei (Rafael Caldera) y URD (Jóvito Villalba). El pueblo venezolano votó abrumadoramente contra la dictadura y a favor de Jóvito Villalba (URD). Recuerdo que durante la campaña electoral, los publicistas del FEI utilizaron el slogan: “General Marcos Pérez Jiménez, presidente constitucional, elegido por el pueblo, por el voto popular”.
El pueblo venezolano, con su ingenio popular, contrarrestó éste slogan con el siguiente:
“General Marcos Pérez Jiménez, presidente constitucional, elegido por el pueblo y la Guardia Nacional».
En esa época, ni pensar utilizar la video política como medio para transmitir los mensajes, pero lo que no podía evitar el régimen era que los venezolanos utilizaran la Radio Bemba para comunicarse.
El gobierno adulteró los resultados, realizando un descomunal fraude comicial.
Jóvito Villalba y la dirigencia de URD son apresados y exiliados.
A partir de ese momento, el dictador radicaliza su postura de manejar al país con mano de hierro.
Las fuerzas democráticas no se amilanaron, se organizaron y continúa la lucha clandestina en la cual participan diversos sectores de la sociedad venezolana: estudiantes, obreros, profesionales, la iglesia y los partidos políticos, en particular Acción Democrática y el Partido Comunista de Venezuela.
Con la pastoral de Monseñor Arias (abril 1957) se da el primer paso para conquistar la libertad.
Luego los estudiantes convocan el 27 de noviembre de ese mismo año una huelga general en la cual participan liceos y universidades a nivel nacional, encabezada por la UCV, que marca la pauta y se inicia desde ese momento un movimiento cívico militar que da al traste con la dictadura el 23 de enero de 1958.
Transcurrieron 10 años para que el régimen dejara de conducir los destinos del país.
Han transcurrido 58 años de aquella gesta histórica que nos ha permitido vivir en libertad, pero los tiempos han cambiado y se avizoran momentos de mayor angustia e incertidumbre ante la situación que atraviesa el país en el orden económico, político y social.
Con un gobierno que, si bien es cierto su origen fue producto de un proceso electoral democrático, al transcurrir del tiempo se ha convertido en un régimen cuya conducción está mayormente en manos de militares, tanto en el manejo del Estado como en las principales corporaciones e instituciones del país.
La situación es mucho más compleja que la que vivimos durante la dictadura perezjimenista, porque los integrantes de la Fuerza Armada de entonces tenían la posibilidad de reaccionar contra el régimen. Actualmente, nuestra Fuerza Armada que manifiesta ser chavista de pensamiento, corazón y acción, está comprometida con la mal llamada revolución.
Como lo revelan las encuestas, la inmensa mayoría de los venezolanos piensan contrario a los personeros del Gobierno.
Es necesario reivindicar el espíritu de lucha del 23 de enero, organizándose, haciendo presencia activa en la calle, y desechando los intereses mezquinos individuales de la dirigencia política, por ser candidatos presidenciales, y unir ese esfuerzo en el bien del colectivo.
Es necesario que los actores, gobierno y oposición, reconozcan a la Constitución o Carta Magna, como única guía para resolver la grave crisis que afecta a la sociedad venezolana, y entendiendo que la mayor responsabilidad la tiene el Gobierno.
La única salida es la electoral, por eso es necesario que el CNE, órgano rector de los procesos electorales determine sin dilación el cronograma electoral para la realización de las elecciones para gobernadores, alcaldes y concejales, a efectuarse este año.
Johel Orta Romero