Tras ser detenido, el menor declaró que por degollar a sus rivales recibía como pago 2 mil 500 dólares y a veces le pagaban en pesos mexicanos
Le dicen El Ponchis, tiene 14 años de edad y antes de ser atrapado por la justicia mexicana, lideraba una banda de hombres y mujeres de entre 12 y 23 años que filmaban y fotografiaban los asesinatos que cometían por encargo del Cartel del Pacífico Sur.
El Ponchis, quien reconoció haber delinquido desde los 11 años de edad, degollaba, torturaba, asesinaba y después arrojaba a carreteras o lotes baldíos a sus víctimas. Al ser detenido, confesó que había matado a cuatro personas, que “sentía feo” al hacerlo, pero que lo obligaban porque si no lo iban a matar a él.
De acuerdo con el mando militar, El Ponchis delinquía en compañía de sus hermanas, conocidas como Las Chavelas; una de ellas era la encargada de transportar los cadáveres a bordo de vehículos robados. Todos residían en el poblado de Tejalpa, municipio de Jiutepec, zona conurbada de Cuernavaca.
Cuando El Ponchis era apenas un bebé, su padre lo llevó de San Diego, en Estados Unidos, a Juitepec, Morelos, en México, para que viviera con su abuela paterna, sin imaginar jamás que el pequeño se convertiría en un sicario bajo las órdenes del Cártel del Pacífico Sur.
El niño adoraba a su abuela y en Morelos comenzó con su educación primaria, pero cuando tenía entre siete y ocho años fue expulsado del colegio por golpear a una niña e involucrarse constantemente en peleas con otros menores. Es recordado como un niño descuidado, de aspecto desaliñado, que solía pasar el tiempo vagando con chicos mayores, pero jamás como un “niño sicario”.
El niño sicario
El grupo de jóvenes que lideraba El Ponchis rebasó los límites de la clandestinidad delictiva al publicar fotografías en internet posando con armas, drogas, autos y degollando a sus adversarios. En los videos aparece una fotografía de El Ponchis cortando el cuello de una de sus víctimas y en otra foto de grupo está inclinado, portando un rifle de alto poder en las manos y se cubre parcialmente el rostro con una gorra.
En los videos también se le observa golpeando a un hombre que está colgado y al lado de un cadáver. Sin embargo, la fascinación por divulgar sus ilícitos puso al descubierto su paradero y soldados de la zona militar mexicana lograron cerrar el cerco policial, concretando su captura cuando se disponía a salir en un vuelo comercial desde el estado de Morelos a la frontera con Estados Unidos.
Fue apresado cerca de la media noche del jueves 2 de diciembre pasado, en el aeropuerto de Xochitepec, en el estado de Morelos. Iba con sus dos hermanas, pero solo una viajaría con él. Llevaban dos teléfonos celulares y en ellos había pruebas de cómo torturaban a la gente hasta matarla.
La persecución del “niño sicario” había comenzado en octubre pasado, después de que militares detuvieran a varios miembros de su banda de delincuentes; uno de ellos confesó que el más sanguinario era El Ponchis, a quien los soldados dejaron ir porque se trataba de un menor.
El Ponchis y su banda actuaba bajo las órdenes del Cartel del Pacífico Sur (CPS), que opera en Morelos, estado vecino de la capital mexicana, que ha sido sacudido por la violencia desatada entre grupos antagónicos de narcotraficantes y escenario de violentos choques entre criminales y militares, como el ocurrido en diciembre del 2009 cuando fue abatido a tiros el capo Arturo Beltrán Leyva, alias “Jefe de Jefes”.
En su declaración ante la prensa, El Ponchis aceptó pertenecer al Cartel del Pacífico Sur, que ahora lidera Héctor Beltrán Leyva, «El H», luego de la muerte de su hermano Arturo. El CPS es una célula del cártel de los Beltrán Leyva en Morelos, que dirige Julio de Jesús Radilla Hernández o Julio Jesús Padilla Hernández, alias El Negro.
Según lo declarado por el «niño sicario», El Negro lo comenzó a drogar desde los 11 años. Relata que un día lo levantaron y le advirtieron que si no trabajaba con ellos lo iban a matar. Desde entonces formaba parte del CPS y por degollar a los rivales del famoso cartel recibía como pago 2 mil 500 dólares y a veces le pagaban en pesos mexicanos.
La Red por los Derechos de la Infancia en México consideró que haber dado a conocer esa información puso en riesgo la vida de El Ponchis, pues al exhibir en los medios de comunicación al adolescente, se violó el derecho que tiene el menor de edad de resguardar su identidad.
Por su parte, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal consideró que la detención del niño y su posterior exhibición ante los medios de comunicación fue una violación a las normas y tratados internacionales de la Convención sobre los Derechos del Niño. Acotan que cuando a una persona se le imputa un delito, no puede ser exhibida por policías, militares o agentes del Ministerio Público ante los medios de comunicación, porque no ha comparecido ante un juez.
Otro adolescente
Investigaciones recientes revelan que en el Cártel del Pacífico Sur no solo operaba El Ponchis; también trabaja otro niño conocido como Erick, de 13 años de edad, quien se encarga de vigilar la zona donde se reúnen los jefes de la organización. Al parecer, a Erick lo mandan a cuidar el radio de donde se van a encontrar los altos patrones, mientras que su madre se encarga de buscar las casas para resguardar a sicarios.
Edda Pujas