Con mensajes, fotos y videos en Twitter, Facebook e Instagram, las redes sociales están alimentando la resistencia política contra el presidente Donald Trump: no solo esparcen la voz, sino que ayudan a la gente a organizar sus protestas o recaudar fondos para los grupos defensores de los derechos de los inmigrantes y de protección a refugiados.
Poco después de que el presidente Donald Trump prohibiera el ingreso a Estados Unidos de gente procedente de siete países mayormente musulmanes, el activista social Dex Torricke-Barton sacó provecho de Facebook, informó la Associated Press.
«Estoy pensando en organizar una manifestación», publicó. En unas cuantas horas, más de 1.000 personas expresaron interés. Una semana después, la protesta resultante frente al Ayuntamiento de San Francisco atrajo a miles.
Torricke-Barton no es el único. Los nuevos medios digitales de comunicación social están haciendo posible una acción política que los activistas en la década de 1960 apenas podrían haber imaginado.