El diputado José Manuel Olivares denunia fallas en 30 % de los medicamentos antirretrovirales, “pues el gobierno no ha pagado las divisas correspondientes para traer los fármacos”
En sus dos últimas visitas al hospital Vargas, un paciente con VIH, que prefiere reservar su nombre, se ha devuelto sin los antirretrovirales que necesita para su tratamiento. Las ausencias intermitentes de atazanavir, raltegravir, ritonavir, nevirapina, efavirenz, rilpivirina, tenofovir, emtricitabina y abacavir, ponen en peligro la vida de los pacientes con VIH por interrupciones y cambios no programados del esquema terapéutico.
Según José Manuel Olivares, médico y diputado miembro de la subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional, Venezuela es el país con mayor contagio por VIH en la región. Según datos oficiales cada año entre 11 mil y 12 mil personas contraen el virus en el país. Expertos estiman una población de 300 mil venezolanos infectados, algunos de ellos sin saberlo aún.
En 2015, 62.225 personas recibían terapia antirretroviral en el país, de acuerdo con la Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud. Hoy este número se ubica en 65 mil pacientes afectados por la intermitencia de su tratamiento.
Según Olivares, actualmente hay fallas en 30 % de los medicamentos antirretrovirales pues el gobierno no ha pagado las divisas correspondientes para traer los fármacos.
La portavoz de Musas (Mujeres Unidas por la Salud), Grisbel Escobar, asegura que desde hace dos años no se suministran fórmulas lácteas a madres con VIH lo cual ha obligado a algunas mujeres a amamantar a sus niños, exponiéndolos al virus. Alerta, además, que la escasez de reactivos para las pruebas detección del VIH (Elisa) así como las de monitoreo y control (carga viral y CD4 para determinar el estado de los linfocitos) contribuye a un importante subregistro de nuevos casos.
En el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel tardan meses en dar una cita para una prueba CD4 y luego los pacientes deben esperar otros meses para obtener los resultados.
Escobar manifestó su preocupación pues la ausencia de antirretrovirales puede generar resistencia en las personas con VIH, al igual que el cambio de esquema de algunos de estos tratamientos sin los estudios respectivos.
La escasez está afectando a las personas que viven con VIH. No se alimentan bien por no conseguir los alimentos o por los altos costos. Los suplementos nutricionales tampoco los ha garantizado el Gobierno desde inicios de 2016 y no existe ninguna política pública alimentaria de apoyo.