No es tiempo de reavivar falsas contradicciones inter e intra partidistas, entre políticos y “apolíticos”, entre civiles y militares. No es la hora de héroes individuales, es la hora de sujetos colectivos protagónicos, unidos en la diversidad, en torno al modelo del socialismo bolivariano
Elías Jaua Milano
“¿Por qué no unirnos y luchamos como hermanos, por la patria que esta herida, nuestra patria a la que amamos?”
Este clamor, hecho canto de Alí Primera, solo Hugo Chávez logró convertirlo en una política para la unidad popular, desmontando falsas contradicciones en el seno del pueblo como la de ser adecos o copeyanos; en el seno de la izquierda entre maoístas, estalinistas, postmodernos, reformistas; en el seno de nuestra cultura política, entre políticos y sociedad civil o entre civiles y militares.
El comandante Chávez nos convocó a todos y todas a luchar por nuestra patria contra los verdaderos causantes de nuestros males, la desnacionalización, la exclusión social y la corrupción.
Todos los que quisimos ser unidos en torno a estas banderas, lo hicimos bajo el liderazgo de Hugo Chávez y logramos que el pueblo llegara al poder el 6 de diciembre de 1998, para recuperar la independencia, y lo logramos; para reducir la desigualdad social, y lo logramos; para frenar la corrupción como flagelo cultural, aunque esto sigue siendo un tarea pendiente.
Todos y todas hemos contribuido a abonar este camino, en sus distintas etapas. Nadie puede reclamar autorías patentadas sobre la revolución bolivariana, que le pertenece a nuestro pueblo y a su líder histórico Hugo Chávez. Igualmente, nadie que haya participado de esta hermosa apuesta histórica puede auto exonerarse de los errores que se cometen en todo empresa humana. Con Fidel decimos, solo la historia nos absolverá.
Corrientes militares patrióticas; corrientes socialistas, revolucionarias y populares; corrientes socialdemócratas; corrientes nacionalistas de las capas medias y de cierto empresariado, y, lo más importante, millones de hombres y mujeres humildes tras un sueño posible, una sociedad donde podamos vivir todos y todas con igualdad, justicia y dignidad, hemos sido los constructores y constructoras de esta gran alianza democrática, socialista, bolivariana, nacional y popular que es el chavismo.
No es tiempo de reavivar falsas contradicciones inter e intra partidistas, entre políticos y “apolíticos”, entre civiles y militares. No es la hora de héroes individuales, es la hora de sujetos colectivos protagónicos, unidos en la diversidad, en torno al modelo del socialismo bolivariano contemplado en el Plan de la Patria y bajo un solo mando.
Es la hora de la unidad para defender la independencia frente a la amenaza imperial; es la hora de gobernar el mercado y frenar la concentración de la riqueza frente a la amenaza de la restauración de la desigualdad y de la pobreza; es la hora de un nuevo comienzo ético para colocar un torniquete al desangramiento de la patria, ocasionado por mafias de toda calaña.
Esas sí son las contradicciones fundamentales, en torno a las cuales los revolucionarios y revolucionarias estamos obligados a mantenernos unidos y unidas para preservar el proyecto nacional consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Hoy, más que nunca, es oportuno recordar una de las conversaciones de nuestro Libertador Simón Bolívar, en 1828, con Luis Perú de Lacroix, plasmada en el diario de Bucaramanga: “Pero lo que veo con pena es que las lecciones del pasado de nada nos sirven: vemos en el día que la Convención quiere renovar aquellos tiempos de inequidades y establecer sobre las ruinas de la República aquella multitud de soberanías parciales que entregaran al país…”
Sigamos el consejo de nuestro padre Bolívar, aprendamos las lecciones del pasado y parafraseando a Alí Primera, digamos, sigamos luchando como hermanos, por la patria amenazada, nuestra patria a la que amamos. Y seguiremos venciendo.