Vecinos denuncian que desde que eliminaron la presencia de trabajadores informales en los alrededores de la estación del Metro de Caracas, la zona quedó sin luz y ahora se reportan hasta 8 hurtos diarios
A las 10:30 pm de pasado 20 de febrero, Andrés salió de la estación del Metro de Palo Verde, hacia la avenida principal José Félix Ribas, para llegar a su casa en el callejón Hola qué tal, ubicados apenas a tres cuadras del subterráneo. Pensó que el recorrido sería igual que todas las noches, pero se equivocó. A unos metros lo abordaron cuatro hombres armados que, para quitarle el bolso, aún y cuando no se resistió, decidieron darle una golpiza que lo mandó al hospital y le costó una intervención quirúrgica, pues le desviaron el tabique nasal de un cachazo.
Todo esto ocurrió en la oscuridad que reina ahora en la plaza que divide la estación del Metro de la avenida principal de Palo Verde, luego de que los vendedores ambulantes que ubicaban sus puestos allí fueran desalojados y se llevaran con ellos hasta el sistema de alumbrado que habían improvisado para vender su mercancía.
“Ellos se fueron de la plaza del Metro y se llevaron con ellos la poca sensación de seguridad que le quedaba a uno cuando pasaba por allí en la noche. Ahora son pocos los que se aventuran a vender y el lugar está tomado por malandritos que hacen su agosto con quienes pasamos por allí después de las 9 pm”, relató Andrés, de 23 años, quien toda su vida ha residido en esta zona.
El pasado 21 de noviembre, la Guardia Nacional (GN) realizó un operativo para desalojar a los buhoneros. Los funcionarios se encontraron con el rechazo de los vendedores, que opusieron resistencia y los obligaron a permanecer al menos dos semanas rondando la zona para evitar que se instalaran de nuevo.
Desde entonces, tanto los efectivos de seguridad como los vendedores desaparecieron de la plaza y en el día se puede ver solo a unos cuantos aventureros que exponen su mercancía hasta las 7 pm, cuando se retiran y la oscuridad confabula con la delincuencia para convertir en una verdadera «guillotina» este paso obligatorio para los vecinos de José Félix Ribas y de Palo Verde.
“Yo estuve de acuerdo con que sacaran a los buhoneros porque a veces ellos mismos robaban, pero tenían que poner seguridad, porque ahora eso se quedó solo y los que llegamos después de las 8 corremos peligro por esa oscuridad”, contó Winkarly Cermeño, habitante de un conjunto residencial en Lomas del Ávila.
Esperar a otros familiares para salir en grupo de la estación del Metro, o pagar taxis hasta la entrada de sus casas han sido los mecanismos que han empleado otros habitantes de la zona, para evitar ser víctimas del hampa, tal como relata Stefanny Guevara, quien vive en la Zona 2 de José Félix.
La otra parte
Son 190 los vendedores ambulantes que hacían vida en las inmediaciones de la estación del Metro Palo Verde, según refirió Abraham Pereira, vocero comunal de la zona y encargado de la “reorganización de los vendedores del Metro”. El joven señaló que hace cuatro años intentan identificar a los vendedores ambulantes con gorras y carnets y que ahora están más cerca de lograrlo, pues tras los desalojos de la GN, “ellos han entendido que deben hacer labor social para poder servirse de la comunidad”.
“Los domingos hemos organizado eventos. El domingo pasado hubo un evento y aquí no hubo ningún robo. En cambio, el domingo anterior a ese se reportaron siete robos, porque estaba sola la plaza. Y yo les preguntaba a las autoridades que cómo se explicaba que si los buhoneros son los malandros se hayan dado estas actividades sin un solo reporte de robo”, contó.
A los vendedores les ofrecieron reubicación cuando fueron desalojados en el mes de noviembre, “pero eso no ocurrió y es mejor organizarlos, porque entonces vamos a tener 190 ladrones nuevos en vez de 190 trabajadores”, dijo Pereira.
El vocero reportó que en la comuna lleva cuenta de entre 7 u 8 robos al día en las inmediaciones del sistema de transporte. “Si me quitan a los buhoneros y me dejaran a la Guardia Nacional otro sería el caso, pero ellos vienen un ratico y se van”, explicó.
Hablan los buhoneros
“Nosotros estamos aquí porque necesitamos llevarle comida a nuestros hijos, nosotros no queremos robar. Es cierto, debemos organizarnos, pero debemos trabajar en eso, porque no nos pueden quitar el derecho a trabajar porque decidimos estar aquí aún y cuando nosotros mismos corremos el riesgo de ser robados”, fue el testimonio de Beatriz Medina, que hace 14 años trabaja junto a su esposo como comerciante informal, vendiendo ropa y alquilando teléfonos en la zona.
Ruth Briceño, con 15 años laborando en ese espacio, indicó que todos los que trabajan allí son vecinos de la zona y que entienden que los demás habitantes crean que ellos forman parte de la delincuencia, pero que están trabajando para cambiar esa realidad. No obstante, hizo un llamado al Metro de Caracas para que colabore en el alumbrado del espacio y a la Policía de Sucre, para que aumente el patrullaje.
(Con información de Carolina Soto/elpitazo.com)