Ante un pueblo con hambre, sin medicinas y con hampa desbordada, el régimen sin apoyo social, sin ideas y ya sin legitimidad, solo atina a usar las amenazas y la represión para intentar perpetuar su agonizante poder
Venezuela se resteó, y con heroísmo busca en la calle –con talante pacífico, determinación y firmeza- la solución que el gobierno bloqueó en las instituciones. Ante un pueblo con hambre, sin medicinas y con hampa desbordada, un régimen sin apoyo social, sin ideas y ya sin legitimidad solo atina a usar las amenazas y la represión para intentar perpetuar su agonizante poder. Mientras tanto, el pueblo venezolano en las calles, y la comunidad internacional en todos los foros y organismos, coinciden en un único pedido: “¡Elecciones ya!”
La represiva respuesta gubernamental es un bumerán, pues con cada disparo de los paramilitares oficialistas, con cada bomba lacrimógena lanzada por la Guardia Nacional o por la Policía Nacional “Bolivarianas”, con cada medio de comunicación censurado y con cada líder opositor “inhabilitado”, el régimen solo ratifica lo que ya es una convicción sólida dentro y fuera de nuestras fronteras: que en Venezuela la cúpula madurista ejerce el poder al margen de la Constitución, de los tratados internacionales y del sentido común, y que solucionar democráticamente la crisis pasa indefectiblemente por la realización de elecciones de las que emerja un nuevo gobierno de Unidad Nacional.
“Hora del contragolpe ciudadano…”
En comunicado público suscrito por organizaciones populares el pasado jueves 30 de marzo dijimos que “llegó la hora del ciudadano en protesta pacífica y constitucional” (http://radardelosbarrios-fuerzavenezuela.blogspot.com/2017/03/llego-la-hora-del-ciudadano-en-protesta.html?spref=tw), y el pasado domingo 2 de abril afirmamos en esta columna que como el golpe de Estado perpetrado desde el régimen seguía su curso, igualmente debe continuar en marcha el contragolpe ciudadano.
Esta estrategia ciudadana no es un asunto solo de movilización. También lo es de organización, y la urgencia de la dimensión organizativa viene determinada por la realidad de lo comunicacional en tiempos de dictadura: con los medios convencionales fuertemente agredidos por la censura y con las señales internacionales como CNN y NTN24 sacadas del aire, solo quedaba al pueblo el acceso a lo que ocurre a través de medios digitales como VIVOplay y VpiTV, cuyas señales también fueron bloqueadas esta semana en Internet por disposición oficial.
A derrotar la censura
En esta nueva situación, ahora saber qué pasa dependerá casi enteramente del intercambio ciudadano a través de las redes, y para que esa información tenga calidad verificable las redes 2.0 deben afincarse y difundir las informaciones que produzca y verifiquen las organizaciones ciudadanas 1.0, es decir, los grupos organizados de ciudadanos en lucha, ya sean partidos políticos, gremios, sindicatos, ONG’s, organizaciones comunitarias o los Comités de Defensa de la Constitución y la Democracia que debemos hacer a imagen y semejanza de aquellos “comandos familiares” con los que defendíamos el voto, cuando aún se podía votar en este país.
Queda claro entonces: el contragolpe ciudadano no consiste solo en marchar, que por cierto es muy importante. El contragolpe ciudadano implica también fortalecer, expandir y profundizar la organización del tejido social, activando las organizaciones que existen y creando las que serán necesarias. Y los mensajes de esas organizaciones son los que debemos difundir en Internet, reduciendo así la influencia de las “operaciones psicológicas” del régimen y sus laboratorio de desinformación.
Lo que tenemos y lo que nos falta
En el desarrollo de este contragolpe ciudadano es mucho y muy importante lo que tenemos: tenemos una ciudadanía que ha recuperado la confianza en su propia movilización; tenemos una dirigencia política, encarnada fundamentalmente en nuestros diputados, que ha establecido con el pueblo en lucha una conexión de respeto y confianza mutua; tenemos un liderazgo que ante la aberrante inhabilitación de uno de sus integrantes supo reaccionar con rapidez, firmeza y sobre todo con unidad; tenemos, finalmente, el apoyo creciente, ya casi unánime, de la Comunidad Internacional. Todo eso lo tenemos. Y con eso, vamos ganando.
Nos falta solo señalar con precisión lo que vendrá después del cambio, lo cual por cierto es vital para que el cambio mismo se produzca: cómo será la transición a la democracia, cómo será el gobierno de unidad nacional que sucederá al desastre madurista, cuál será el proyecto de reconstrucción que ese gobierno aplicará y cuál será el acuerdo de gobernabilidad que garantizará la estabilidad de todo ese esfuerzo.
Definiciones imprescindibles
La resistencia no se expresa solo en la saludable periodicidad de convocatorias a actividades. La resistencia consiste en la tensión y ejercicio de las fuerzas de todo un país en procura de un cambio. Saber en qué consiste ese cambio es lo menos que puede exigir el pueblo que enfrenta la represión. Haber sostenido en toda esta lucha una “estrategia-marco” pacífica, electoral, constitucional y democrática ha permitido que hoy los demócratas venezolanos tengan el apoyo de la comunidad internacional y de la mayoría del pueblo. En esta crucial etapa de la crisis es fundamental saber con precisión cómo esa “estrategia-marco” se expresa concretamente en una estrategia para llegar al poder de manera electoral y pacífica, y ejercerlo en forma democrática y constitucional.
Hay definiciones que son fundamentales. A quien crea que “aquí lo importante es salir de esto, ya lo demás se verá después”, le recordamos que el próximo martes se cumplirán 15 años de aquel día en el cual, por no prever, no discutir y no consensuar lo que sería el futuro, perdimos el futuro. Si, en efecto: el próximo martes será 11 de abril. Hagamos bien lo que hay que hacer ¡Pa’lante!
RADAR DE LOS BARRIOS