Ya lo he escrito en reiteradas oportunidades, la política llenó de estiércol la farándula y la división que se vive en nuestro país y que tanto daño nos ha hecho, también se evidencia en el mundo del entretenimiento. Hoy estamos en un momento para reflexionar todos y unirnos a pesar de las marcadas diferencias. El odio y las ofensas de un bando y del otro no nos han conducido a nada positivo, más bien nos han restado como individuos y nos han hecho desvirtuar la cruda realidad que nos afecta y en donde no existen ganadores, porque absolutamente todos hemos perdido…
¿Qué nos está sucediendo? Mientras el país se cae a pedazos y necesita de la sensatez de todos, preferimos caernos a insultos y sacar de nosotros una esencia que no nos identifica, porque en nuestra historia nunca se había visto esta división tan marcada, donde unos se consideran los buenos y otros son tildados de malos, cuando todos estamos cayendo en un hueco sin fondo que nos está llevando a la miseria absoluta, no solo de alimentos y calidad de vida, si no de valores y sensibilidad humana. Aquí llegó la hora de ocuparnos y preocuparnos todos unidos por exigir lo que por ley nos merecemos y no poseemos: calidad de vida, seguridad y abastecimiento y, lo más imperioso, recuperar el sentido común y la sensatez, porque no es nada virtual esta crisis que poseemos y con insultos y ofensas no vamos a lograr absolutamente nada. Pensar diferente y protestar pacíficamente no es un delito. Delito es seguir aceptando vivir en un país con una ubicación extraordinaria, que lo tiene todo y que está pidiendo a gritos que nos unamos para salvarlo y con él salvarnos nosotros, porque negar que estamos mal es un acto insensible y criminal.
Los artistas son y deben seguir siendo hacedores de sueños, pero también son seres humanos que, lejos de ser figuras públicas, sienten y padecen al igual que la mayoría de los que aún permanecemos en Venezuela. Que unos son simpatizantes de este gobierno y otros son opositores del mismo, debe respetarse, pero caer en los descalificativos, provocaciones y ofensas, no suma nada a la solución de los problemas, más bien los incrementa, porque ya es hora de colocarse la mano en el corazón y ver más allá de intereses personales y de defender lo indefendible… Venezuela vive un lamentable momento histórico, que no es culpa de los artistas, es responsabilidad de los gobernantes y a ellos debemos exigirle todos juntos la salida inmediata, pacífica y democrática a todo lo que nos aqueja, porque ya basta de ver pasivos una realidad que está allí y que negarla es el acto más irresponsable y repudiable que ninguno puede seguir tolerando, así esté en un bando o en el otro, porque somos un país que nos necesita unidos y exigir cambios no es un delito, es una obligación y nuestro deber como ciudadanos. El odio y la división deben terminar y debemos buscar soluciones que beneficien al que vive diariamente carente de lo más básico y elemental, porque debemos pensar en el prójimo y ver más allá de nuestros pensamientos e ideales y analizar con sensatez la difícil y nada virtual situación en la que estamos sumidos la mayoría de los venezolanos. El éxodo de familiares, amigos y conocidos buscando una mejor calidad de vida no es una quimera, es una cruel y ruda realidad, como tampoco debemos colocarnos una venda en los ojos y defender algo que no conoce de inmunidad y que se llama delincuencia, la cual también nos ha arrebatado a muchos hermanos valiosos y con un gran futuro por delante. Las colas para comprar alimentos y el desabastecimiento son una muestra de que debemos modificar criterios, para solventar esta inhumana situación, porque tampoco conseguimos insumos médicos, medicinas y cada vez más nuestra calidad de vida es peor. No debemos conformarnos con una bolsa de comida, debemos exigir abastecimiento en todas las áreas y elegir cada quien lo que desee y quiera consumir. Negar que hay niños y ancianos hurgando la basura es un acto insensible y miserable, porque no son fotomontajes, se ven y se evidencian con cada vez y mayor frecuencia y es otra demostración de lo mal que estamos como país y sociedad.
Los artistas como figuras públicas y como gremio deben dar el ejemplo y unirse, dejando las diferencias a un lado y pensando en ese pueblo que los ha aplaudido y apoyado a lo largo de sus respectivas trayectorias. Winston Vallenilla, Norkys Batista, Roque Valero, Daniela Alvarado, Amanda Gutiérrez, Nacho y cualquiera que usted quiera colocar en esta lista, son y deben seguir siendo artistas y con sensatez cada uno debe mirar a su alrededor, como debemos mirar cada uno de nosotros y buscar juntos soluciones a esta lamentable situación, porque el odio nos está matando, al igual que la delincuencia y el hambre que muchos de nuestros hermanos están pasando… Vamos a sumar y a colocarnos del lado de los más necesitados y vamos a exigir una mejor calidad de vida. Porque, repito, eso no es pecado, ni es un delito, es un derecho, como es nuestro deber buscar una salida pacífica y democrática a este duro momento y a esta triste realidad que nos golpea a todos. Subestimar la inteligencia del otro tampoco nos ayuda en nada y la premisa debe ser imperiosamente la unión y la recuperación del aparato productivo de nuestro país, por el bien y para el bien de todos.
¡Ya basta de excusas!
Diego Kapeky