La Real Academia Española define como sustituto a la persona que toma el lugar de otro. Y eso fue lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo al morir en la cruz.
Por eso la Palabra de Dios dice; “Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre,”, versículo 4, capítulo 1 de la Epístola a los Gálatas.
En la Primera Carta de Pedro, capítulo 3, versículos 18 al 20 podemos leer: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu, en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”.
La situación de pecado en la cual estaba el ser humano lo había separado del Padre Santo desde el pecado de Adán y Eva y ni siquiera cuando Dios destruyó a los seres vivientes con el diluvio, logró que las nuevas generaciones no continuaran con su rebeldía y desobediencia.
Y a pesar de los sacrificios que hacían los sacerdotes cada año, al sacrificar un cordero para lavar los pecados del pueblo, nada garantizaba la salvación de la humanidad.
Sin embargo el perdón que no garantizó el Hijo de Dios nunca perderá vigencia y así lo leemos en la Biblia. “…también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sólo vez, para quitar los pecados de muchos”, versículo 28, capítulo 9 de la Carta a los Hebreos
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde.
Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
beaperiodista@hotmail.com