Dos mil años después de la muerte sacrificial del Hijo de Dios, la humanidad sigue buscan otros métodos para obtener el perdón de sus pecados, ser salvos y gozar de la vida eterna en el cielo.
Sin embargo la Biblia es muy clara al señalar que sólo recibiendo a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, podemos obtener esas bendiciones del Padre.
Y así lo podemos leer en las Santa Escrituras: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que en Él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna”, Juan, 3.16.
Pro no es sólo creer en Jesucristo, sino reconocer que somos pecadores, arrepentirnos y recibirlo como Señor y Salvador personal, entregándole nuestra vida pecaminosa para que seamos transformados y renovados con la acción del Espíritu Santo.
“Cerca de ti está la palabra; en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos, que si confesares con tu boca que Jesucristo es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”, Romanos 10:8-10.
Necesitamos comprender y aceptar, que el único que salva es el Hijo de Dios, porque así lo decidió el Padre Santo y Él no acepta a otro mediador que Jesucristo, para perdonar nuestros pecados y darnos el regalo de la salvación y la vida eterna en el cielo.
“Jesús les dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí”, capítulo 14, versículo 6 del evangelio de Juan.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com