Para conocer la respuesta a esta pregunta, leamos lo que dice la Biblia al respecto: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca”, evangelio de Lucas 6:45.
Lo que nosotros hablamos refleja lo que tenemos en nuestro corazón y es por ello que Dios nos llama a cuidar lo que decimos, ya que una palabra mal dicha hace más daño que cualquier otra acción del ser humano.
Jesucristo dijo en el evangelio de Mateo, capítulo 15, versículos 10-20: “porque del corazón sale los malos pensamientos, los homicidios, los adúlteros, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre”.
Se ha convertido en algo normal las conversaciones donde abundan las malas palabras, las ofensas y las murmuraciones.
Pero es necesario entender que estas actitudes del hombre no agradan a Dios y aunque este comportamiento sea aceptado por el mundo, delante del Señor se convierte en un pecado porque es una transgresión a su ley.
Es probable que quienes tienen esta costumbre no lo vean así, pero para ser bendecido por Dios es necesario tener un corazón limpio de impurezas y así lo dice Jesucristo en las Santas Escrituras: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”, versículo 8, capítulo 5, del evangelio de Mateo.
Es el momento de reconocer nuestros errores y tomar una decisión en cuanto a nuestra manera de hablar, para que podamos ser bendecidos por Dios y ser una bendición para nuestro prójimo.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com