«Una batalla no apta para cobardes», había calificado días atrás la prensa inglesa el duelo entre Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, en lo que fue considerado un dardo indirecto a Valtteri Bottas. El finlandés, sin embargo, dio en Rusia una muestra de coraje para meterse de lleno en la lucha por el título de la Fórmula 1.
Después de 80 carreras en la máxima categoría del motor, Bottas logró a sus 27 años su primera victoria en la Fórmula 1. Y llegó tras una espectacular largada que sorprendió a las Ferrari y le permitió saltar del tercer al primer lugar para no volver a soltarlo.
Con su triunfo en Sochi, Bottas alcanzó los 63 puntos en el campeonato y se colocó apenas diez por detrás de Hamilton, su compañero en Mercedes.
Vettel lidera con 86 unidades tras un gran inicio de año con Ferrari, por lo que todo está más abierto que nunca cuando aún quedan por disputar 16 de las 20 carreras. Y más apretado aún está el campeonato de constructores, con Mercedes liderando por delante de Ferrari con un estrechísimo 136-135.
Hace dos semanas, Bottas había tenido que dejar pasar a Hamilton en Bahréin por orden del equipo, una situación incómoda que el finlandés aceptó sin protestas. De no haber existido esa indicación, el finlandés estaría hoy sólo cuatro puntos por detrás del británico.
Bottas reconoce que es el segundo piloto de la escudería y se muestra feliz por la posibilidad de competir en Mercedes tras el retiro del alemán Nico Rosberg. Sin embargo, en Sochi demostró que no le falta coche ni le temblará el pulso para competir en lo más alto. Al fin y al cabo, tiene el auto del último campeón del mundo.
«Bottas demostró finalmente que la Fórmula 1 tiene un nuevo hombre de hielo», lo elogió el diario «The Guardian» tras las críticas que había deslizado días atrás. Hasta ahora, el apodo de «Iceman» era exclusividad de su compatriota Kimi Raikkonen, actual piloto de Ferrari.