Real Madrid y Atlético abrirán unas semifinales de la Liga de Campeones que tendrán uno de sus principales focos en las decisiones de sus respectivos entrenadores, Zinedine Zidane y Diego Simeone, quienes por diferentes motivos afrontarán una serie más que especial.
Los dos se juegan mucho. El francés, porque todavía no tiene claro si seguirá en un momento en el que recibe críticas por sus decisiones. Y el argentino, porque arrastra una asignatura pendiente ante el Real Madrid en la máxima competición continental.
El Real Madrid está a siete partidos de la gloria o de la miseria. Puede conquistar un doblete histórico -Liga española y Liga de Campeones-, pero también puede cerrar una temporada sin títulos importantes. Se mueve en el alambre, como su entrenador.
Zidane volvió a insistir en que no sabe qué será de su futuro. «Lo que pienso, en lo que estoy concentrado, es en el partido de mañana. Ni en el del sábado. Luego, lo que va a pasar no lo sé y no me interesa», manifestó.
En la otra parte está Simeone, a quien nadie discute en el Atlético. Ni siquiera en los peores momentos, que los hubo durante esta temporada, pues dejó de pelear muy pronto por el título de la Liga española.
Pero el argentino es el gran gurú rojiblanco, un hombre cuya influencia sobre el grupo -jugadores, hinchas y hasta dirigentes- se sitúa muy por encima de las facultades habituales de un entrenador. Su palabra es dogma.
Minutos después de caer en la pasada final de la Liga de Campeones, Simeone provocó taquicardias entre sus seguidores al asegurar que necesitaba «tiempo para pensar» en su futuro