Disturbios por manifestación en Puente Baloa dejaron un fallecido

El cadáver de Carlos Eduardo Aranguren Salcedo, de 30 años, fue recogido muy rápido en una furgoneta del Senamecf para llevarlo a la morgue de Bello Monte

Carlos Eduardo Aranguren Salcedo (30), fue asesinado de dos disparos la mañana de este martes, cuando pasaba por una manifestación que era dispersaba por efectivos de la Guardia Nacional Bolivarana, en los alrededores de Puente Baloa, en El Llanito.

El hombre estaba con su hermana de 15 años de edad. Salieron de su vivienda en Barrio Unión, para comprar queso y unas empanadas para el desayuno a eso de las 8:30 de la mañana. La adolescente contó a su familia que en el sitio reinaba el caos, ya que se generaba una contienda donde civiles lanzaban piedras, botellas y los uniformados disparaban, al tiempo que lanzaban gas lacrimógeno

Ella aceleró el  paso porque estaba asustada. Atrás iba su hermano cuando se escucharon tiros y la muchacha corrió para esconderse detrás de un camión que estaba estacionado en la calle. Una vecina que pasaba por el lugar reconoció a la víctima tendida en el pavimento y comenzó a gritar pidiendo ayuda.  Fue así como la jovencita supo que se trataba de Carlos Eduardo.

Cuando se aproximó vio que no se movía ni hablaba pero tenía los ojos abiertos. Comisiones policiales llegaron al lugar y funcionarios del Cicpc que la entrevistaron, le dijeron que se fuera a casa a buscar a un adulto. El cadáver fue recogido muy rápido en una furgoneta del Senamecf para llevarlo a la morgue de Bello Monte.

Cicicp: “estaba
guarimbeando”

María Aranguren, madre de la víctima se enteró cuando la llamó un vecino. Ella se fue de prisa al sitio pero ya no estaba su hijo.  Fue al hospital Domingo Luciani, en El Llanito pero no estaba allí. Aún  pensaba que solo lo habían herido hasta que acudió al Cicpc, donde le dijeron que el fallecido “estaba guarimbeando”, relató.

Ella les explicó que no era cierta esa versión, ya que su hijo salió con su hermana a comprar “un salado”. Estaba en pantalón de mono y franelilla. Solo llevaba su cédula de identidad y el dinero para pagar el queso. La mujer exigió justicia.

Por su parte, César Pérez, padre de Carlos Aranguren, reiteró que los guardias estaban disparando y que también hubo detonaciones con armas largas. “No me atrevo a asegurar quien le disparó a mi hijo, pero  exijo que determinen si fue un funcionario o un civil”, indicó.

Además, dijo que  “La GNB está reprimiendo a la gente que sale a manifestar y para ellos todos son guarimberos. No era el caso de mi hijo. Él se ganaba la vida vendiendo chucherías en las unidades de transporte. Aun si fueran personas que salen libremente a protestar no tienen por qué actuar de esa forma tan desmedida”, señaló.

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