El norte nos condenó a ser un productor de materia prima para siempre y nosotros asimilamos fielmente ese precepto
Venezuela tiene 103 años produciendo petróleo y, en consecuencia, tiene los mismos años generando combustibles derivados del mismo.
Pero hasta la fecha, con un parque automotor de más de 5 millones de carros con motores hambrientos de hidrocarburos, hemos sido incapaces de construir un motor de combustión interna o al menos tener la patente de alguno del que hayamos comprado su tecnología (caso iraní).
El dilema se repite si hablamos del caucho que usan esos vehículos, que es un derivado petrolero (más de 25 millones de cauchos rodando). Son apenas dos ejemplos para explicar que no podemos desvincularnos del petróleo.
El norte nos condenó a ser un productor de materia prima para siempre y nosotros asimilamos fielmente ese precepto, pero con tal apego que ya hablamos de la Venezuela post petrolera a manera de desvincularnos de él, lo cual es una trampa (tan cierta que tenemos una diputada que no sabe qué es un barril de petróleo, así estamos de desvinculados), si tomamos en cuenta que contamos con las reservas (certificadas) más grandes del planeta, lo cual representa una fortaleza estratégica de envergadura monumental.
Visto el petróleo como una gran fuente de moléculas primarias que sirve para hacer casi cualquier material o sustancia de nuestra vida moderna, por lo cual no existe a nuestro alrededor nada que no tenga que ver con el petróleo,es así como quemar hidrocarburos hoy día es una manera criminal de desperdiciar un recurso natural no renovable.
Entonces, es erróneo hablar de la Venezuela post petrolera, por lo cual propongo que nos convirtamos en la Venezuela petroquimica, lo que lleva implícito el desarrollo industrial aguas abajo, pero hacia adentro de nuestro país, lo que va a permitir que en vez de producir 3 millones de barriles de petróleo diario, podamos duplicar esa producción sin generar caídas abruptas del precio internacional del mismo, ya que nos convertimos en exportadores no solo de petróleo (materia prima) sino también de productos terminados, entre ellos el caucho (más de 225 millones de kilos nada más para abastecer el mercado nacional), detergentes, champú, desinfectantes, fertilizantes, aerosoles, casi todos los plásticos, prótesis dentales, alcoholes, lubricantes, vinagre, suplemento alimenticio (metionina), acetona, medicamentos (aspirina, entre otros), insecticidas, pinturas, tintes y lacas; hasta la sangre podrá fabricarse a partir del petróleo (molécula de hemoglobina).
En fin, casi cualquier cosa se puede fabricar a partir del petróleo por ser una fuente a la «n» potencia de moléculas orgánicas capaz de transformarse cual alquimia moderna. La petroquímica es la piedra angular de la industria y la tecnología actual, pero para ello hay que refundar a Pequivén y tratar de saldar la deuda que tiene con el desarrollo de la industria aguas abajo en nuestro país; esta es una empresa con una gran mora tecnológica y es responsable, en gran parte, del retraso industrial que hoy padecemos en Venezuela.
Como escribió Galeano: «Nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos». «Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa».
Que no sea el petróleo nuestra ruina ni el imperio siga usurpando nuestra fortuna. Internalicemos que tenemos una poderosa arma estratégica y hay que seguir usándola como nos enseñó Chávez.
José Weerman
aporrea.org