Federico Parra / AFP
La gran verdad es que quienes surcaron las calles de Caracas el pasado 19 de abril, como tres millones de compatriotas, pedían la salida democrática y constitucional del gobernante de turno
El presidente de Venezuela, el que fue designado por el Consejo Nacional Electoral, dijo, en una de sus muy fastidiosas y cansonas cadenas presidenciales, que el día 19 de abril las calles de Caracas se habían llenado con más de tres millones venezolanos que apoyaban al chavismo y a su régimen. Realmente fue cierto lo de los tres millones, pero la mentira consistía en que no eran ningunos afectos al actual sistema castro-comunista.
La gran verdad es que quienes surcaron las calles de Caracas ese glorioso 19 de abril, esos tres millones de compatriotas, pedían la salida democrática y constitucional del gobernante de turno. Pero como era muy duro tener que reconocer la auténtica verdad, no solamente no dijo la realidad de ese gran acontecimiento, si no que los esbirros del actual régimen se encargaron de sofocar la manifestación, más grande y hermosa realizada en Venezuela en toda su historia republicana. Y lo hicieron con una saña jamás vista ni recordada en nuestro país. Lo bueno de este acontecimiento es que los países del hemisferio vieron que los venezolanos vivimos una de las dictaduras más férreas del mundo.
Otra de las grandes mentiras de la política de información de esta dictadura, mejor dicho, de la desinformación, lo puso de manifiesto la señora, que será canciller hasta que se lleven a cabo las elecciones presidenciales. La aseveración que hizo la canciller fue relativa a la presunta salida de Venezuela de la Organización de Estados Americanos.
Decimos “presunta” ya que faltarían dos años para hacerla efectiva y seguro que nuestra patria ya habrá vuelto a la democracia representativa y participativa y esa locura no se llevará a cabo, ya que el país tendrá en el gobierno nacional gente con la capacidad intelectual y moral para regir sus destinos, pero la mentira más grave de esa aseveración de la canciller es que los venezolanos estábamos felices.
Delcy, le afirmamos que los venezolanos que están felices son muy pocos de los que quedan del chavismo-madurismo, quienes comparten esa absurda aseveración que hace en nombre de los venezolanos.
Por otro lado, basta ya de que los medios oficiales le hagan propaganda a un difunto y hacerlo aparecer como si de verdad estuviera vivo. Les recuerdo que la muerte es un hecho natural y los muertos, muertos han de quedar, y solo resucitarán aquellos que en vida merecieron la dicha de lograrlo y creemos muy difícil que los dictadores, hambreadores y asesinos de su pueblo podrán lograrlo.
Debemos volver a la crítica realidad que vivimos los venezolanos y pensar que Venezuela no es solo para los que hoy vivimos en ella. Debemos pensar y recordar, siempre, que un buen ciudadano y religioso (no importa su creencia) debe pensar en el bienestar de su descendencia y el respeto que se le debe a quienes conviven en este mundo, lo cual nos obliga a cuidarnos de depredadores de cualquier elemento que perjudique nuestro futuro.
Para finalizar queremos recordarle al régimen que desgobierna a nuestra patria un refrán muy conocido que dice: “El que come carne de cura se indigesta”, pero que hoy hemos tenido el atrevimiento de modificarlo y lo reformulamos de esta otra forma: «El que come carne de cura y de estudiante se indigesta”.
Esos estudiantes y esa juventud que ha sido masacrada y asesinada por las represalias del actual régimen o por la falta de una política de seguridad son nuestros hijos, hermanos, amigos y a la vez ciudadanos venezolanos, por lo cual deben ser cuidados y protegidos, porque ellos son nuestra aguerrida juventud. Las calles son del pueblo y ningún gobierno, régimen o dictadura podrá sacarlos de ellas. Viva Venezuela y viva nuestra aguerrida juventud venezolana.
Salomon Benshimol R.
sbenshimo@yahoo.com