Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en zonas de confort
Profesor Jubilado de la Escuela de Estudios Internacionales FACES-UCV
Hoy por hoy es importante, a la hora de tratar el impacto de la tecnología, huir de los típicos maniqueísmos que caracterizan a los que la defienden a ultranza, sin crítica alguna, y a los que la consideran como algo diabólico y causante de todos los males.
La tecnología es inerte por sí misma, necesita de los humanos para poder desempeñar un uso. Por lo tanto, esta no es buena o mala en sí misma, está sujeta a la ética de los que la utilizan. Así pues, las TIC hacen que millones de personas puedan salvarse gracias a ciertos avances médicos pero al mismo tiempo da pie al cyberacoso y otras formas de degradación humana más siniestras (A. Cantó G y R. Carrió P.)
La expresión más acabada en el mundo hoy de las TIC son las redes sociales, que no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa (Bauman).
Las redes sociales e internet son formas de democratización del conocimiento y de la información. Pero en la era de la posverdad son utilizadas para manipular la opinión pública con base en una cosa que es difícil de entender para una persona no técnica: Los algoritmos son los mecanismos con los que se puede medir el éxito de un mensaje, no con base en la verdad de los hechos. Por eso, si la mentira funciona y se difunde, es útil para las redes (Boaventura de Sousa).
Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles (Umberto Eco).
Finalmente, por las redes sociales la ética es cuestionada permanentemente por el predominio de la posverdad. Están en desarrollo procesos en donde se manipulan las emociones, a través de mentiras, en donde los hechos y la realidad no cuentan porque no se usan los argumentos para convencer, sino las emociones de los ciudadanos.
La Venezuela que discurre actualmente, es un laboratorio de posverdades, de allí que sea necesario cada día que pasa preguntarnos. ¿Será verdad lo que se dicen por las redes sociales? ¿O no seremos unos tontos útiles?
Franklin González