¡Y qué! ¿Quiénes son los cobardes?

El adjetivo cobarde se aplica al que carece de valentía para realizar una acción de riesgo o para enfrentar una situación que supone un desafío complejo o que acarrea algún tipo de peligro. Cobarde también es aquello que se realiza con cobardía.

La cobardía es una calificación despectiva para aquel que obra con ausencia de valor, temeroso y exageradamente cauto; o directamente no actúa cuando le corresponde hacerlo, ya que teme afrontar las consecuencias de su accionar. Por ejemplo, se dice que es un cobarde aquel que deserta del campo de batalla; el que cambia sus ideas si se siente amenazado o el que abandona a sus hijos para no hacerse cargo de sus responsabilidades paternas.

¿Qué significa ser cobarde?: lo podremos definir, claramente, como una persona que es temerosa de enfrentarse a alguien o a algo de tomar una decisión por sí mismo(a). Es alguien que se escuda detrás de otros, que habla, acusa a otro sin que aquel esté presente. Se avergüenza de que lo descubran y nunca asume su responsabilidad. Es muy arrogante y agresivo cuando está en grupo o con otros que le apoyan. Pero muy tímido y débil para hablar con alguien frente a frente.

El cobarde siente miedo y a su vez no confía en sus propias capacidades para enfrentar el peligro. Conocemos y sabemos de lo que somos capaces. Si alguien se está ahogando lejos de la playa y no sabe nadar es prudente que alertemos la situación y busquemos ayuda en quienes pueden darla, ya que en este caso si nos arrojáramos a salvarlo, cosa que sería imposible pues no tenemos los recursos para hacerlo, no seríamos valientes sino temerarios. Sin embargo, si sabemos nadar y el miedo nos paraliza para salvar a alguien, sí sería un acto cobarde.

La cobardía es un vicio que comunmente se considera como la degeneración de la prudencia, degeneración que lleva a toda anulación del valor. Se puede considerar como un exceso de prudencia tal, que es incapaz de encarar consecuencias, generalmente es vista con desprecio en la mayoría de las culturas, si no es que en todas, mientras que lo contrario, el valor, se recompensa y se anima.

Hoy debemos y tenemos que reconocer la valentía, la gallardía y  el honor de todos los venezolanos que, de forma pacífica y democrática, buscan la manera de devolverle la democracia y la libertad a nuestra amada Venezuela, aunque desde el régimen y del coro de segundones que no tiene nada ver con el gobierno, pero asumiendo vocería que no les pertenece, ya que son simples  dirigentes del partido oficial, hacen anuncios oficiales como aquel que dice: «Aquí no habrá elecciones”, y otras bravuconada más, amparados en las armas de la patria, vilmente usurpadas.

Todo el mundo ha visto la brutal agresión y las muertes que ha ocasionado. Contadas hasta el momento de escribir esta nota ya suman más de cuarenta, la mayoría jóvenes que no llegan a los treinta años, a quienes, al defenderse de esa brutal agresión, se les tilda de asesinos, terroristas, para poder juzgarlos vilmente por los tribunales militares, algo que no tiene ni pie ni cabeza.

En nuestro criterio, el crimen que se comete contra esos jóvenes es de lesa humanidad y sus practicantes, tanto intelectuales como ejecutores, deberán pagar por ello algún día. Sin embargo, y a pesar de esa brutal represión, nuestros jóvenes, acompañados por la gran mayoría del país, triunfarán y este protervo régimen tendrá que aceptar las condiciones que se han de imponer y se logrará cumpliendo con la constitución y el máximo principio de democracia, ya que los demócratas venezolanos no aceptaremos nada que atente contra esa constitución.

Conclusión: ser cobarde es tan grave que los seres humanos consideramos altamente condenable y para Dios es causa para ser rechazado o aceptado en su reino. ¿Seguirás siendo cobarde o cambiarás de hoy en adelante y defenderás a tu pueblo?

Salomon Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com

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