Este lunes se cumplieron 52 días continuos de protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, con saldo de 51 muertos, 2.600 detenidos y miles de heridos
El asesinato de tres personas este lunes en el estado Barinas aumentó a 51 la cifra de muertos que ha dejado la violencia en 52 días de protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El saldo de las manifestaciones se incrementó este lunes, además, con la quema de la casa natal del expresidente Hugo Chávez y de la sede regional del Consejo Nacional Electoral en Barinas y de más de 50 autobuses de Transbolívar en el estado Bolívar.
Con el pasar de las horas, la espiral de la violencia se apodera cada vez más de la puja política que protagonizan, desde hace exactamente 52 días, el Gobierno y la oposición en Venezuela.
El saldo de las protestas es aterrador: 52 días de enfrentamientos, 51 muertos (33 por armas de fuego y el resto en circunstancias relacionadas con las acciones de calle), 2.600 detenidos (de ellos 334 procesados por tribunales militares y 176 juzgados) y miles de heridos (se habla de más de 13 mil, según el Foro Penal, pero la cifra no es precisa).
La barbarie desatada pasa, entre otras acciones, por la destrucción de las estatuas y la quema de la casa natal del expresidente Hugo Chávez (ocurrida ayer en Barinas), el incendio de los autobuses de Transbolívar denunciado este lunes por el gobernador Francisco Rangel Gómez, la quema de la sede del Consejo Nacional Electoral en Barinas y de un autobús de Pdvsa en Baruta y el intento de linchamiento de un joven en la Plaza Altamira, presuntamente porque era o parecía chavista, hasta la cantidad de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y Policía Nacional Bolivariana implicados en torturas de manifestantes (muchos de ellos imputados por el Ministerio Público), el uso de armas letales en las protestas denunciado por Organizaciones No Gubernamentales, la presencia de elementos civiles (llamados paramilitares por un sector) disparando directamente hacia las manifestaciones, el lanzamiento de bombas lacrimógenas hacia zonas residenciales y los allanamientos a edificios y destrucción de bienes atribuidos a efectivos del «orden público».
A la lista hay que agregar el secuestro de un autobús que posteriormente fue quemado cerca de la Plaza Altamira y que fue denunciado por el propio presidente Nicolás Maduro.
Adicionalmente, la barbarie desatada pareciera tener vida propia, sin dirección política aparente, sino como respuesta a la situación misma, en hechos como los ocurridos en la parroquia El Valle hace unas semanas o los saqueos de comercios que se registraron tanto en Los Teques como en Guarenas, aún investigados por las autoridades.
Solo este lunes se registraron hechos violentos en San Antonio de los Altos (donde además se efectuaron allanamientos aparentemente extrajudiciales por parte de efectivos de la GNB), en varias partes de Caracas (Baruta, El Hatillo, Las Mercedes, Santa Fe, La Tahona, El Paraíso, avenida Lecuna, Catia, autopista Francisco Fajardo, Bello Monte y Altamira) y en varios sectores de los estados Aragua, Zulia, Lara, Nueva Esparta, Anzoátegui, Bolívar y Barinas.
Cabe destacar que en los hechos de violencia ocurridos durante estos últimos 52 días sobresale la desmedida represión efectuada por parte de la Guardia Nacional Bolivariana a las protestas de la oposición y denunciada por diversos factores (no solo opositores), que incluye no solo combates cuerpo a cuerpo (en muchas ocasiones sin ninguna intención de practicar alguna detención), sino disparos de bombas lacrimógenas directamente a los manifestantes y disparos de cartuchos de perdigones presuntamente «aliñados» con metras, hechos que investigan fiscales del Ministerio Público.
Muchos de los enfrentamientos de la GNB contra los manifestantes se producen por la orden que tiene ese cuerpo de impedir que las marchas convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática ingresen al municipio Libertador.
Periodistas en la mira
Asimismo, en estos 52 días de protestas, la violencia ha tenido particularmente en la mira a un sector de la vida pública en particular. Los periodistas han sido especialmente atacados por efectivos de la GNB y la PNB, por manifestantes anónimos o por infiltrados en las manifestaciones. Ayer, Jhoalys Siverio denunció a través de su cuenta Twitter que la GNB se llevó su teléfono personal junto al de Pableysa Ostos, «cuando grabábamos represión», hecho ocurrido en el estado Bolívar; Grégory Jaimes resultó herido por una bomba lacrimógena que le impactó en un pie; Raylí Luján denunció que unos «colectivos» le cortaron la cara cuando cubría una protesta en la avenida Lecuna; y Gabriela González denunció que la voz de mando de la GNB ayer en la autopista Francisco Fajardo ordenó ir hacia periodistas y acto seguido un chorro de agua impactó y derribó a la fotógrafa Ariana Cubillos, de la agencia AP.
Apenas el fin de semana, el segundo comandante de la GNB en El Paraíso, Giuseppe Cacioppo, recibió a un grupo de periodistas y señaló que la institución no comparte las actuaciones violentas ni las agresiones de sus funcionarios.
Edward Sarmiento
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