Funcionarios militares y policiales en motos corretearon a los manifestantes tras una lluvia de gases lacrimógenos y perdigones
La marcha convocada para este martes por el movimiento estudiantil en Caracas fue disuelta con bombas lacrimógenas y perdigones a la altura de El Rosal.
Los manifestantes intentaron llegar al Ministerio de Interior y Justicia, en el centro de la ciudad, para exigir el cese de la «represión», observó un equipo de la AFP.
Pero no pudieron salir del este de la ciudad. La mayoría corrió por la lluvia de gases, mientras encapuchados se enfrentaron durante más de una hora a policías en motocicletas, a quienes arrojaron rocas, cócteles molotov y fuegos artificiales.
Cuando las motocicletas avanzaron a toda velocidad, dispersaron la manifestación. «Malditos, ¿qué tenemos que hacer para que nos dejen llegar?», gritaba una mujer que apenas podía respirar entre una nube de gases.
«La gente no se está cansando (de protestar), se está cansando cada vez más del gobierno. Ya basta del hambre», dijo a la AFP Arturo, estudiante de 26 años que caminaba al frente de la marcha cubriéndose el rostro con una camisa.
Varios dirigentes, como el excandidato presidencial Henrique Capriles, que la víspera denunció haber sido agredido por militares, y los diputados Juan Requesens y José Manuel Olivares, acompañaron a los manifestantes al frente de la protesta.
Varios transeúntes se refugiaron en locales comerciales que cerraron sus puertas durante los enfrentamientos entre los manifestantes y los efectivos del orden público. Salieron tras el paso del huracán de motorizados, que prácticamente dejó las calle vacías.
La lluvia afectó la convocatoria
Pese a la lluvia, que no cesó hasta las 12:30 pm, los manifestantes se reunieron en los alrededores de la Plaza Altamira.
Apenas salió el sol comenzaron las declaraciones y los discursos de los dirigentes de las distintas universidades. Que Maduro esto, que Reverol aquello, que marchamos y que no aguantamos más.
A la 1:50 pm comenzó la marcha. Salieron desde la plaza Francia y caminaron por la avenida Francisco de Miranda entre gritos y consignas. “¡Y cuál, y cuál, y cuál constituyente, aquí lo que queremos es un nuevo presidente!”,
vociferaban. Pero los alaridos fueron apagados 30 minutos después cuando, en la plaza Brión de Chacaíto, ahí mismo donde 60 días atrás había iniciado la primera marcha, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) empezó a detonar bombas lacrimógenas en contra de la manifestación.
De las bombas no hubo pausa. Detonación tras detonación, solo hubo espacio para respirar cuando los funcionarios decidieron montarse en sus motos y empezar a ganar terreno. No escatimaron, avanzaron disparando las bombas no hacia arriba, sino directamente a los manifestantes. No les importa, nadie reprime a los represores.
Inmediatamente la manifestación se dispersó: un grupo fue a parar nuevamente a la avenida Francisco de Miranda y otro bajó hacia El Rosal y luego hasta Las Mercedes. Divididos, los manifestantes intentaron hacerle frente a los funcionarios, pero todo intento fue fallido. La nube de gas fue en exceso.
Dispersos todos
A las 3:00 de la tarde, los pocos manifestantes que se habían logrado congregar en Las Mercedes se fueron. “Somos muy pocos”, decían, y ante cualquier amenaza se iban dispersando más y más, hasta que la avenida estuvo vacía.
En Bello Monte, uno de los más recientes puntos de “la resistencia”, tampoco llegaron a congregarse: los allanamientos de esta madrugada dejaron al lugar sin muchos ánimos e incluso las barricadas que habían persistido por una semana se conservaban solo en modo de recuerdo.
En la avenida Francisco de Miranda también fueron pocos los manifestantes que quedaron, pero fueron más persistentes. Jugaron al toma y dame con la PNB hasta que fueron llevados, arreados casi, hasta las inmediaciones de Altamira, lugar en donde esperaban reagruparse. No obstante, durante el resto de la tarde no fueron la multitud acostumbrada, y no hicieron más que permanecer en el lugar trancando la avenida.