Once militares murieron en un bombardeo del ejército contra islamistas atrincherados en una ciudad filipina, anunciaron el jueves las autoridades, admitiendo que cientos de combatientes podrían haber conseguido huir.
Este error del ejército filipino lleva a al menos 171 el número de personas muertas desde que estos rebeldes izaron el 23 de mayo las banderas negras del grupo Estado Islámico (EI) en Marawi, una ciudad de mayoría musulmana en este país mayoritariamente católico.
«Es muy doloroso. Es muy triste haber golpeado a nuestras propias tropas», declaró a la prensa en Manila el ministro de Defensa, Delfin Lorenzana.
AFP