La voz de Afroamerica 04/06/2017

Constituyente, reconstituyente
y afroexcluyentes…

Hoy como ayer hay que voltear hacia el Caribe, como lo hizo Bolívar, pero esta vez con una visión de reconexión diaspórica por la reivindicación del Decenio de los Pueblos Afrodescendientes y las politicas de reparaciones…

Manteniendo mi posición en mis artículos anteriores sobre la exclusión afrodescendiente en esta etapa o actual coyuntura que vive la democracia participativa, con el lanzamiento de una Constituyente que en el fondo sería una “reconstituyente” para fortalecer la Constituyente  del año 1999, año donde los planteamientos de inclusión afrovenezolanos fueron negados por algunos constituyentistas que hoy aparecen como recontituyentistas, pienso al igual que algunos miembros y miembras del Movimiento Afrorrevolucionario Juan Ramón Lugo, que en estos casi veinte años de proceso bolivariano, pese a que nuestras comunidades afrovenezolanas han jugado un papel fundamental en el fortalecimiento de la democracia participativa, aún los máximos dirigentes del proceso bolivariano no han logrado entender la inclusión jurídica constitucional afro, así como la urgente necesidad de definir las circunscripciones afrodescendientes en los procesos electorales, como lo hizo Evo Morales o el gobierno de Colombia, por poner dos ejemplos ideológicamente diferenciados, pero que tomaron en cuenta el derecho de los descendientes de africanos como sujetos históricos como cofundadores de este continente. ¿Y por qué no lo han entendido o se han negado a entender?

En primer lugar por los códigos genéticos raciales transmitidos de generación en generación (entiéndase ADN) y reforzado en un sistema educativo, racista, anulador de nuestra africanidad, con los cuales se formaron desde la primaria hasta la universidad.

Son dos causas esenciales del origen de la incomprensión para afirmar vergonzantemente nuestra exclusión constitucional.

A la tercera no fue la vencida
Esta es la tercera oportunidad. La segunda fue en el 2007, que se pudo haber recapacitado para incluso hacer estudios comparados con las constituciones de Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil, donde las y los afrodescendientes están reconocidos expresamente. Ah, pero no, nuestros “reconstituyentistas” se fueron y se regocijaban citando a los juristas europeos del siglo de las luces, de los burgueses que vencieron el feudalismo y la dominación de la iglesia católica, apostólica y romana, pero jamás, insistimos, revisaron las tres constituciones históricas de la República de Haití, pueblo que moralmente nos ayudó sin condiciones a nuestra independencia.

Los haitianos no pidieron petróleo (en ese caso cacao), materias primas (oro); solo pidieron a Bolívar un compromiso ético para acabar con la esclavitud existente en Venezuela, compromiso que después no cumplieron, y ese es un capítulo histórico que hay que revisar sobre el surgimiento y afianzamiento del racismo ideológico en la República de Venezuela del siglo XIX y entender cómo ese código genético y social aún perdura en muchos dirigentes, tanto del proceso como de la oposición.

Recientemente en la manipulada reunión de ministros de relaciones exteriores convocada por la OEA, donde se pretendía condenar a nuestro país por unos inmorales representantes de México, Perú, Argentina, Canada y EE.UU., pudimos ver el papel que jugó la Caricom, constituida en su mayoría por afros al igual que Haití. Todos, en su mayoría afro, y portadores en su mayoría del código genético de la liberación ancestral, el recuerdo del sufrimiento  y la memoria de la esclavitud, pero también el de no aceptar la sumisión, como lo dije en mi discurso en la OEA en marzo de este año, con motivo del Día de la Memoria de la Esclavitud.

Dije en esa oportunidad que en esa sala había dos códigos, el de los esclavizadores y el de los que reventaron las cadenas de la esclavitud.

Y que aún esa lucha continúa. Ahora bien, hoy como ayer hay que voltear hacia el Caribe, como lo hizo Bolívar, pero esta vez con una visión de reconexión diaspórica por la reivindicación del Decenio de los Pueblos Afrodescendientes y las politicas de reparaciones, como lo plantea Caricom, y para nosotros camaradas reconstituyentistas, reparación es inclusión afrodescendiente ya. Ah, de paso, si algún reconstituyentista que tiene el código o ADN racista se arrechó con este articulo, mi cargo está a la orden. Cumplo funciones como afrorrevolucionario y cimarrón activo, no como burócrata.

CHU CHE RÍAS

***En Barlovento, definitivamente, la Misión A Toda Vida Venezuela se volvió sal y agua. «Chucho, eso se convirtió en un carato de agua», me comenta la gente; así como una supuesta visita de la viceministra de la mujer Asia Villegas para tratar el tema de la mujer barloventeña y las secuencias de violencia y asesinatos. «Pero no se sabe hacia dónde fue Asia, pues por aquí no estuvo», dijeron las cimarronas de la esperanza.

***Nos escriben desde varios municipios de Barlovento. Al parecer los que saldrán de candidatos  a la Constituyente son los menos indicados por sus respectivas hojas de vidas. Malos gerentes, autócratas, derrochadores. «Guá, familia, ¿por qué no seleccionaron a los más revolucionarios, a los que hacen el trabajo cotidiano?, ¿por qué seguir imponiendo gente que están más rayaos que coco corozo u otros para protegerse de sus vagabunderías, raya’os en palo mayombe?

***Corpomiranda es otro instrumento que tampoco ha respondido a las Cimarronas de la Esperanza con sus proyectos productivos, ni los planes de prevención en Barlovento, mientras la delincuencia juvenil e infantil va en ascenso. Qué vaina….

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