“No son buenas Constituciones, sino buenos hombres, lo que nos ha faltado”
Valentín Espinal (1858)
Cesáreo José Espinal Vásquez
cjev34@gmial.com
Desde 1811 hasta 1999, Venezuela ha tenido veinticinco Constituciones, la vigente por iniciativa del Presidente Hugo Chávez Frías, quien la sometió previamente a referéndum consultivo celebrado el 15 de abril de 1999 y a referéndum aprobatorio el 15 de diciembre de 1999, proclamada por la Asamblea Nacional Constituyente el 20 de diciembre de 1999 y publicada en la Gaceta Oficial Nº 36.860 el 30 de diciembre de 1999. Siendo la iniciativa del Presidente de la República, se efectuó el referendo consultivo, por lo que se cumplió el poder constituyente originario, que es la voluntad del pueblo. Estamos viviendo en Venezuela una “guerra” desde hace 17 años y sometidos a la confesión pública del presidente Chávez de asumir el marxismo, que es el legado para sus seguidores inmersos en el Manifiesto Comunista. Es indudable que en nuestro país no existe una confrontación entre gobierno y oposición por no ser de la misma naturaleza democrática, sino la tiranía del socialismo marxista contra la democracia socialista, aún cuando se pretenda que el socialismo marxista es democrático. En el siglo 21, todos somos socialistas en el mejor concepto de su fin owenista, es el socialismo democrático, como lo definió Mijaeil Gorbachow en la Perestroika, al afirmar “más socialismo significa más democracia”, se refería al socialismo democrático y no al fracasado socialismo marxista de abuso de poder, persecuciones, privaciones de libertad, asesinatos, expropiaciones, control de bienes y servicios, la destrucción de la autoestima, con hambre, sin pan ni medicinas, inseguridad, sometimiento de los poderes públicos y, en fin, como ha hecho el presidente Nicolás Maduro, de asumirse el poder constituyente originario, ignorando el referendo consultivo y programando bases comiciales que eliminan el voto libre, universal, directo y secreto con la única intención de crear la república socialista marxista en la nueva Constitución, inconstitucional de pleno derecho. Por todo ello, estamos en una batalla ensangrentada y de terror, en una guerra asimétrica, por lo que debe declararse la beligerancia y el armisticio entre el socialismo marxista contra la democracia socialista.