Si no se logra un convenio, el país se enfrentará a una escalada de violencia que dejará pálidas las más de 60 muertes habidas, los cientos de heridos y los miles de detenidos por las protestas
Nos hemos mostrado partidarios de un acuerdo nacional, que incluya al Gobierno, a la MUD y a los sectores políticos y sociales no polarizados, incluyendo las disidencias chavecistas, mediante el cual pueda rescatarse la vigencia de la Constitución nacional, recomponer la institucionalidad perdida, enfrentar exitosamente la grave crisis social y económica vigente y yugular la violencia de todo tipo, que nos enluta diariamente y nos hace vivir en constante zozobra.
Este acuerdo pasa por una clara y decidida acción gubernamental, en el sentido de abandonar su proyecto hegemónico-autoritario, con el cual pretende eternizarse en el poder, sin importarle la ausencia de respaldo popular al mismo, abandono que en absoluto significaría la desaparición política de quienes hoy gobiernan. Este acuerdo implica también, la renuncia por parte de la MUD de la exigencia de la salida del Presidente antes de terminar su período constitucional en 2019.
Si no se logra un convenio sobre estas bases mínimas, lamentablemente el país se enfrentará a una escalada de violencia, que dejarán pálidas las más de 60 muertes habidas, los cientos de heridos y los miles de detenidos por las protestas. Situación que no solo sería lamentable por el enorme sufrimiento de la población y la resultante destrucción del país, sino que colocaría a Venezuela en una situación mucho más disminuida que la actual y muy susceptible de las apetencias internacionales de siempre.
Quienes desean perpetuarse como sea y quienes quieren desplazarlos a cualquier precio no disfrutarán su victoria si es que vencen. Otros serán los favorecidos, mayormente fuera de nuestro territorio y muy alejados de los intereses del pueblo y de la nación. Se habrán perdido en forma muy rápida más de dos siglos de esfuerzos intensos en construir una república.
El gobierno no parece interesado en dar marcha atrás. No le importa la grave situación en que se encuentra la población ni las profundas e innumerables carencias. No quiere entender que es imposible construir un país con el 80 por ciento de la población en contra.
No lo pudo hacer Cuba con menos resistencia interna; luego de 60 años de “revolución” termina en el estado lamentable de miseria en que se encuentra, situación que llevó a su líder fundamental a aceptar que el socialismo no le había servido ni a los cubanos. Hoy, sin desarrollo industrial, sin desarrollo científico y tecnológico, sin poder satisfacer las necesidades de sus pocos pobladores, con una buena parte de su gente en el exterior, se aferran a un acuerdo concertado con EE.UU., su mayor enemigo y supuesta causa de todos sus males, para poder sobrevivir regresando al turismo, como en la época de Batista, cuando Cuba era el “burdel de los americanos”. Y todo ello luego de muertes, represión y sufrimientos de la población. Ese es nuestro espejo.
Si el movimiento de masas permanece en su situación actual, tanto en su magnitud como composición social; si la Fanb continúa apoyando sin grietas este desastre y si la presión vía Cuba fracasa, el escenario dictatorial se habrá abierto clara y completamente. Será una situación desconocida para la inmensa mayoría de los venezolanos.
Luis Fuenmayor Toro