De la violencia a la coexistencia

De continuarse avanzando por el sendero que transitamos en la actualidad vamos a quedar pronto atrapados en una encrucijada de calles ciegas

El clima de violencia crónica que se ha instalado en el país a lo largo de las últimas semanas puede prolongarse por mucho tiempo como un fenómeno que se va convirtiendo en algo cotidiano. Se hacen habituales episodios de violencia como el ocurrido en la Asamblea Nacional o las trancas que impiden por la fuerza que los ciudadanos puedan decidir si salen o no de sus viviendas. A nadie le sorprende ver a grupos encapuchados, partidarios del gobierno o de la oposición, que amenazan o agreden. Vehículos incendiados, cauchos quemados obstruyendo las vías, escombros, enfrentamientos, disturbios, represión policial se han hecho parte del paisaje urbano. Una realidad que corresponde a uno de los escenarios posibles previstos por el Centro de Estrategias y Estudios Internacionales (Csis, siglas en inglés), con sede en Washington, y denominado “El conflicto civil y el colapso nacional”, que sería el resultado de la combinación de diversas modalidades de intervención y presión externa con la erosión interna de la capacidad del Estado para mantener la gobernabilidad del país.

El desarrollo de los acontecimientos en este escenario es visualizado en el marco más amplio de un deterioro continuo de la economía, que tendría como expresión una mayor caída del Producto Interno Bruto, una altísima inflación y grandes dificultades para que la población pueda adquirir alimentos y medicinas. El plano de la conflictividad social abarcaría todos los sectores del país, tanto en las zonas urbanas como las poblaciones rurales, y daría lugar a saqueos y a enfrentamientos entre grupos de civiles armados de Gobierno y oposición.

Un escenario de esta naturaleza pudiera derivar hacia otras opciones no menos peligrosas, como un derrocamiento o un golpe militar de imprevisible destino, de modo que de continuarse avanzando por el sendero que transitamos en la actualidad vamos a quedar pronto atrapados en una encrucijada de calles ciegas. Para zafarnos de esta fatalidad, lo razonable es proceder a despejar otra ruta con las maquinarias apropiadas: la negociación para la coexistencia, un escenario que de manera absurda no contempla ni siquiera como hipótesis el Csis, pero que es el escenario más conveniente para Venezuela y el más realista en la situación de hoy.

Un hecho del que hay que partir es que ninguna de las fuerzas en pugna dispone de la fuerza necesaria para establecer su modelo programático político, económico y social, por lo que hay que adoptar un modelo de sociedad “intermedio”, aunque no satisfaga la visión ideológica de uno u otro factor.  Tampoco ningún sector dispone de la fuerza para ocupar todas las palancas de poder, por lo que hay que compartir, vía negociación, los espacios institucionales  y acordar las condiciones de convivencia. En lugar de una capitulación o de una transición, deben establecerse acuerdos en los términos de un tratado de paz, en el que cada sector detente porciones del poder. En fin, un escenario de coexistencia, superior al de una guerra civil o un golpe de Estado.

Leopoldo Puchi

elepuchi@gmail.com

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