Muchos países del mundo, principalmente en África y América Latina, imponen fuertes restricciones al aborto, pero solo una veintena de ellos lo prohíben totalmente, como hasta ahora Chile.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América, además de Chile, prohíben totalmente el aborto El Salvador, Nicaragua, Surinam, Haití y República Dominicana.
En Asia son Filipinas y las islas Palaos; y en África, Senegal, Guinea-Bissau, Gabón, Congo, Madagascar, Yibuti y Mauritania.
En Europa únicamente lo prohíben Malta, Andorra, el Vaticano y San Marino.
Otros países autorizan la interrupción voluntaria del embarazo, pero bajo estrictas condiciones.
Por ejemplo, en muchos países africanos solo se puede recurrir al aborto en caso de peligro para la vida de la madre, como sucede en Costa de Marfil Somalia, República Democrática del Congo, Uganda, Sudán del Sur o Libia.
En ese supuesto concreto, varios Estados asiáticos también lo permiten: Siria, Líbano, Afganistán, Yemen, Bangladés, Sri Lanka y Birmania. Y en Sudamérica, Guatemala, Paraguay y Venezuela solo lo autorizan en dicho caso.
Las mujeres de Europa y América del Norte son las que se benefician de unas legislaciones más liberales.
Irlanda abandonó en 2013 el pequeño grupo de países europeos que prohibían el aborto en cualquier supuesto, pero hoy en día solo lo permite en caso de peligro para las madres.
La violación, el incesto o las malformaciones del feto no son razones legales para abortar y una intervención en esos casos supone un crimen sancionable con cadena perpetua.
Chipre y Polonia también están entre los países europeos más restrictivos. Allí, la interrupción voluntaria del aborto solo está autorizada en casos de problemas médicos, violación o malformación del feto.
En el otoño boreal de 2016, el Gobierno conservador polaco intentó limitar aún más el derecho al aborto, autorizándolo únicamente si la vida de la madre corría peligro. Pero tuvo que renunciar al proyecto ante la presión de las manifestaciones.
afp