Casa x cárcel: una semilla

El gesto realizado es como un germen, una semilla que encierra potencialidades ciertas que pueden expresarse en un momento propicio, tal vez luego de que las tensiones lleguen tan alto que se haga evidente para todos la necesidad de negociar

De acuerdo con Lilian Tintori, la medida de casa por cárcel para Leopoldo López fue un acto unilateral del sector gubernamental tomado sin contrapartida a cambio, en cuanto a lineamientos políticos. De ser así, no se puede pensar que habrá en lo inmediato una modificación de la estrategia que se ha venido adelantando desde el campo opositor, que se encuadra en los lineamientos de las llamadas “primaveras” que han tenido lugar en otros países, y que consiste en una insurgencia que combina protestas pacíficas con acciones violentas de calle de baja y mediana intensidad, con el fin de resquebrajar la coherencia de los centros de poder y precipitar una intervención militar que produzca un derrocamiento y abra un proceso de “transición”.

Sin embargo, estas circunstancias no le pueden restar significación al paso que se ha dado, ni se debe circunscribir su consideración y análisis a la ausencia de un impacto inmediato sobre una coyuntura de los días más cercanos. No hubo negociación, pero sí algún tipo de diálogo, unas manos que se estrecharon, por lo que el gesto realizado es como un germen, una semilla que encierra potencialidades ciertas que pueden expresarse en un momento propicio, tal vez luego de que las tensiones lleguen tan alto que se haga evidente para todos la necesidad de negociar. De manera que el destino de la semilla puede ser el de hibernar o brotar, y ojalá no se consuma en el fuego de la contienda.

El clima de violencia crónica que se ha instalado en el país a lo largo de las últimas semanas tal vez se prolongue un tiempo más, pero tarde o temprano  los sentimientos involucrados, frustración y rabia, de lado y lado, le tendrán que dar paso a la aceptación de la realidad, caracterizada por el equilibrio de fuerzas de los sectores en pugna, en la que ninguno está en condiciones de imponerse completamente.

En ese momento, la semilla comenzará a germinar y el brote facilitará las ineludibles conversaciones que tendrán lugar. Al ser Leopoldo López una figura determinante en el campo opositor, los acuerdos a los que habrá de llegarse quizás podrán contar con la visión que solo el tiempo enseña y que la semilla alberga.

En lugar de una capitulación o de una “transición”, ahora será más fácil entender el sentido de un tratado de paz y el valor de las soluciones “intermedias”. Todo indica que ni uno ni otro sector pueden proponerse como meta a corto o mediano plazo la aplicación de un programa de gobierno que exprese sus ideales máximos, como tampoco se podrá alcanzar estabilidad sobre la base de la exclusión de las instituciones del Estado  de uno u otro factor.   En fin, un escenario de coexistencia, en el que la vida política y social transcurra  al interior de parámetros establecidos en una negociación y al dentro de los cuales pueda tener lugar una alternancia sin que signifique ruptura con los lineamientos esenciales del sistema acordado. Esto es superior a un golpe de Estado o a una “primavera” crónica.

Leopoldo Puchi
elepuchi@gmail.com

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