Profundizar el odio
Un amplio sector de las urbanizaciones del este y urbanizaciones de clase media está cansada que se les violen sus derechos al libre tránsito y hacer sus labores cotidianas
El paro cívico convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el pasado 20 de julio, fue un paro para continuar radicalizando la posición de los violentos que han ido perdiendo, cada día que pasa, el sentido de la realidad y están sufriendo el rechazo de un amplio sector de la población de sus mismos focos, cansados ya de tantas trancas, negación de salir de sus urbanizaciones, imposibilidad de ir al médico, llevar sus niños y niñas a la escuela y recuperar una vida normal, como la lleva la alta dirigencia de la MUD, que no sufre las terribles consecuencias de esas prácticas radicales que llevan más de tres meses desde que los opositores radicales se reunieron con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la utilización del frustrado Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, quien contribuyó a azuzar el odio entre un sector de los venezolanos y había amenazado al presidente Nicolás Maduro con que sus días estaban contados e incluso dio plazo, al igual que Henry Ramos Allup (dirigente de la MUD), de que si no convocaba a elecciones generales (en treinta días) en Venezuela, la OEA aplicaría sanciones, aspiración raquítica que tampoco se cumplió pues no alcanzó los votos suficientes en la última asamblea de ese organismo realizada en Mexico.
Un amplio sector de las urbanizaciones del este y urbanizaciones de clase media está cansada que se les violen sus derechos al libre tránsito e incluso hasta de ir a buscar alimentos, pagar peaje para salir y entrar a sus hogares, y si no pagan los agreden por parecer sospechosos de tener afecto al proceso bolivariano.
La gente ya siente el cansancio después de tres meses ininterrumpidos de violencia y sus secuelas de más de un centenar de muertos. La tan anunciada “salida” del Presidente no ha sido posible.
La creación de falsas expectativas del «Maduro vete ya» definitivamente no dio el resultado y no les quedó mas que recurrir a la derecha internacional; la «dictadura” incluso permitió la entrada de cinco expresidentes corruptos a Venezuela, algunos de ellos buscados por la justicia de sus países, a ser observadores de un plebiscito que terminó siendo una consulta adulterada, un efecto placebo sin coherencia lógica en los resultados, que ni sus mismos autores creyeron en ellos, burlando una vez más a la gente honestamente opositoras.
Este paro no tuvo el efecto esperado como fue el paro petrolero contra el presidente Chávez, en el 2002 donde había una CTV fortalecida y tenían el control de la industria petrolera.
En esta oportunidad, sin dominar el sector obrero, con una Fedecámaras vacilante y esta vez sin el control de la industria petrolera, el paro fue un paro para radicalizar la violencia y aspirar a una guerra civil donde el primer beneficiado sería el perro de la guerra colombiana Álvaro Uribe Vélez.
La oposición sigue fracaso tras fracaso y no se ajustar al pedido del Papa Francisco, quien debería excomulgar a los integrantes del episcopado venezolano por traidores a los principios cristianos de la paz.
Ya en definitiva deben ajustarse al cronograma electoral propuesto: Asamblea Constituyente, 30 de julio, su posterior referéndum, elecciones regionales a gobernadores en diciembre de este año, elecciones a alcaldes en el primer semestre del 2018 y elecciones presidenciales en diciembre del 2018. Esa es la ruta política de la paz, lo demás ya no tiene sentido y el gobierno debe hacer respetar el derecho del 90 % de los venezolanos que no quieren violencia y la oposición desconocer su inconsulto, con ella misma, su gobierno paralelo.
Delitos de odio
Mientras que el gobierno sigue llamando a la paz, las prácticas de delitos de odio social y racial, penados en el mundo entero, han ido en aumento en nuestro país, al quemar a seres humanos por tener piel oscura y apoyar al gobierno, a amenazar desde bodegueros hasta comercios de que el que abriera las puertas de sus establecimiento serían asesinados o sus negocios quemados, así fuera desde un kiosquito, un vendedor de fruta, empanadas o un abasto o establecimiento institucional, como realmente lo hicieron.
Se soltaron los demonios del terrorismo y ante eso el Estado debe comenzar a actuar con más fuerza para garantizarle a la mayoría sus derechos. No puede ser que 10 líderes hambrientos de poder, con apoyo de algunas banda paramilitarizas ,sigan poniendo en vilo a la población. Recientemente, un profesor estudioso de las luchas civiles en Estados Unidos me decía: «Pero, ¿cómo es posible que en Venezuela se estén llevando prácticas de prenderle fuego a una persona afro que equivale a los linchamientos que hacían los racistas blancos en Mississippi?» Le dije que esas prácticas racistas en Venezuela vienen desde la época colonial por parte de una burguesía que no ha perdido el hilo histórico del poder, roto por el proceso bolivariano para darle el poder al pueblo afro, indígena, mestizo y burgueses honestos, y eso les genero frustración y agudización de odio racial. Por último le dije que eso me recordaba a la cantante de jazz afroamericana Billie Holiday y el tema Frustras extrañas (https://video.search.yahoo.com/yhs/search?fr=sfp&hsimp=yhs-001&hspart=arh&p=strange+fruit+billie+holiday#id=1&vid=dda6276d2b3594c451ee10c2cbb61a93&action=click). Escúchenla.
CHU CHE RÍAS
*El paro fracasó en Barlovento y en las comunidades afrovenezolanas. La gente siguió en sus quehaceres cotidianos y tratando de asegurar su soberanía alimentaria con sus conucos, según monitoreo realizado por nuestros líderes afros Alexis Machado, Luis Perdomo, Adalberto Cardona.
*La organización Cimarronas de la Esperanza, de San José de Barlovento, siguen esperando respuesta de Corpomiranda y de la Misión a Toda Vida Venezuela para la producción de alimentos y artículos sanitarios y de limpieza, ¡Carajo, paren bolas! ¿Hasta cuándo se hacen los «güevones»?
*AfroTV en youtube. ¿Cómo le entra el agua al coco?, el próximo martes en AfroTV Barlovento.