El camarero venezolano llegó el miércoles a 18 encuentros consecutivos conectando por lo menos un imparable
Uno ve los números de José Altuve y se ríe. No parecen reales. Son cosa de videojuegos: Promedio de .431 en la ruta, .494 en julio y .365 en sentido general, el mejor de las Grandes Ligas.
El venezolano lleva una racha de bateo, también. El miércoles, extendió a 18 su cadena de partidos seguidos conectando de hit. En ese lapso, lleva promedio de .513.
Es una locura, hasta para el estándar del dos veces campeón de bateo de la Liga Americana y alguien que tiene 112 hits más que cualquier otro ligamayorista desde el día inaugural del 2014.
Altuve hace todo eso con una alegría contagiosa, producto de su amor por el juego y de haber llegado a este punto después de que múltiples escuchas en Venezuela pensaban que era demasiado pequeño para jugar a nivel profesional.
Con estatura de cinco pies y seis pulgadas, Altuve podría estar rumbo a ganarle la partida a Aaron Judge-de seis pies y siete pulgadas-por el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Al menos se ha acercado al toletero de los Yankees en ese sentido con su increíble racha.
«Puede manejar cualquier pitcheo, en cualquier momento y con cualquier localización», dijo el manager de los Astros, A.J. Hinch. «Puede manejar pitcheos fuera de la zona, dentro de la zona. No lo alteran los lanzamientos rompientes».
Al coach de bateo de los Cachorros, John Mallee-el ex instructor de Altuve en Houston-le salen las lágrimas en ocasiones cuando habla de su ex pupilo y la motivación de éste de ser un gran pelotero.
«Nunca está satisfecho», dijo Mallee al hablar de Altuve. «Y además, podrías jamás volver a ver a alguien con la coordinación de él».
O como lo dice el amigo, mentor y compatriota de Altuve, Víctor Martínez: «Su preparación es simplemente increíble».
De su parte, Mallee rehúsa asumir el crédito por los éxitos de Altuve, pero ésa no es la realidad. Después de que el maracayero bateó .283 en el 2013, no estaba conforme con su juego. Entonces, cambió casi todo.
Altuve perdió peso ese invierno, enfocándose en nutrición y fuerza. Y con la ayuda de Mallee, creó una rutina diaria que consistió de estudio de videos y horas de trabajo en las jaulas de bateo.
Altuve subió a otro nivel y ganó su primer título de bateo en el 2014, con promedio de .341. Mallee dejó a los Astros para unirse a los Cachorros después de dicha campaña. Desde entonces, Altuve ha seguido afinando su rutina y su mentalidad.
«Una cosa que se aprende de él es que nunca se conforma», dijo el torpedero de Houston, el puertorriqueño Carlos Correa.
Aun viéndolo acumular 782 hits durante las últimas cuatro temporadas-el que le sigue es Charlie Blackmon con 670-los amigos y compañeros de Altuve afirman que se maravillan con la forma en que el segunda base sabe ajustarse a los pitcheos altos o bajitos, adentro o afuera, para hacer contacto.
Altuve batea .381 ante las rectas de cuatro costuras, .244 con las curvas y .275 contra los sliders. Sin importar el pitcheo, cuando un lanzador deja la bola en la zona de bateo de Altuve, el venezolano falla poco.
«No hay forma de hacerle out», dijo Hinch. «Con la mayoría de los bateadores de Grandes Ligas, hay un hueco en su swing. Con José, es un misterio tanto para nosotros como para nuestros oponentes».
Altuve subió a las Grandes Ligas por primera vez en el 2011, cuando Houston empezaba una racha de tres campañas consecutivas de 100 derrotas o más. Desde esos tiempos, el intermedista ha visto la franquicia evolucionar hasta el punto de convertirse en uno de los mejores equipos de las Mayores, con récord de 67-34 en el 2017 y ventaja de 17.0 juegos como puntero en el Oeste de la Liga Americana.
La anécdota favorita de Hinch sobre Altuve se trata de algo que ocurrió después de que los Astros perdieron la Serie Divisional ante los Reales en el 2015.
«Vino a mi oficina bien molesto y asumió responsabilidad total por no jugar bien durante la serie», relató el piloto. «Quise recordarle, ‘Tú eres el motivo por el que estamos aquí, no la razón por la que perdimos’. Espero que él nunca abandone esa clase de mentalidad».
Cuando Altuve, de 27 años, participó en su quinto Juego de Estrellas este mes, afirmó que aún estaba creciendo como jugador y que la medida de un pelotero no era unos pocos Juegos de Estrellas, sino una década de ellos.
Para Altuve, eso es lo que separa a algunos jugadores de otros. Y después de los tiempos oscuros a nivel colectivo en Houston, los Astros tienen metas pendientes en octubre.
Mientras tanto, Altuve continúa repartiendo sus batazos por todo el terreno. Lleva 13 juegos de más de un hit en sus últimos 16 choques, incluyendo tres imparables en seis ocasiones y cuatro indiscutibles dos veces.
Los que rodean a Altuve todos los días ya no tienen palabras para describir lo que están viendo.
«Increíble», dijo Hich. «No sé cómo describirlo de otra manera».
Richard Justice
mlb.com