El paro cívico fue total hacia Baruta, El Hatillo, La Boyera. La Zona Industrial de La Trinidad no tuvo actividad
“Este es un paro a lo Caribe, a la brava”. Así definió Jorge Méndez, vecino de La Trinidad, al primer día de huelga y tranca de calles en protesta contra el gobierno y la propuesta de Asamblea Constituyente convocada por Nicolás Maduro.
Este oficinista declarado en rebeldía, como se define, dijo al portal elpitazo.com que la protesta debe ser radical, “pues no sabemos cuándo nos caerá la Guardia (Nacional Bolivariana) o los esbirros de la Policía Nacional (Bolivariana), para acabar con el paro.
Tenemos que revisar todo, hasta las ambulancias que a cada rato nos mandan, con supuestos enfermos. En una de ellas puede venir algún colectivo a disparar y a quitar las barricadas”.
Aseguró que no le importa que lo tilden de radical y considera que su obligación es garantizar la seguridad de sus vecinos de La Trinidad, lugar donde reside.
En efecto, desde las 5 y 30 de la mañana empezó el bloqueo de calles y avenidas en el sur este de la cuidad. No había manera de conectar a Baruta con La Boyera y El Hatillo. La Zona industrial de La Trinidad estuvo sin actividad y hubo comerciantes que se sumaron al paro al anunciar que cerraban las puertas en protesta contra el gobierno, mientras otros señalaron que “los empleados no vinieron y no podemos hacer nada si no hay transporte; no vamos a descontar el día”, según lo declaró un comerciante venezolano, propietario de una venta de repuestos que no abrió sus puertas.
Hubo bancos y locales de venta de comida rápida que tampoco trabajaron por la ausencia de trabajadores en el casco de Baruta y en La Trinidad. En ese sector, una panadería abrió sus puertas y sus dueños vendieron pan y algunos víveres y bebidas.
“Hay que aguantar la pela de 48 horas y hay que apertrecharse como lo que haya así sea caro”, dijo, Raquel, residente en Guaicay.
Explicó que está muy de acuerdo con que Maduro salga del poder, “pero no hay que ser tan extremista, a unos médicos que iban al Centro Médico Docente La Trinidad no los dejaron pasar por el túnel y hubo quien los insultó.
Eso no se hace, hay que ser flexibles y responsables y ver las necesidades de la gente que por algún motivo se tiene que mover por Caracas”, se quejó la mujer de 31 años.
La señora Concepción “Conchita” Calles es vecina de La Ciudadela, del municipio Baruta, uno de los bastiones de la oposición. Junto a sus vecinos participó en el paro cívico activo. “Nos organizamos para trancar la avenida principal de Prados del Este y nadie pasó por acá. Tenemos que demostrar fuerza a Maduro para que retire su constituyente comunista.
Nos hemos preparado para 48 horas y hasta más de lucha, junto con los muchachos de la resistencia. Tenemos agua, refrescos, comida, café, de todo y acá seguimos”.
Conchite es retirada y no tiene pensión alguna. Vive de los aportes de su hermano e hijas, quienes están en Estados Unidos y Colombia. “Con mucho dolor vi partir a mis muchachas, pero no podían hacer otra cosa que escapar del régimen. Mi cuarto nieto nacerá en Cali y espero que regrese al país, junto con sus padres y hermanos, para que crezca en la Venezuela justa y solidaria que yo viví junto a mi esposo y mi familia”.
Paro total
Miguel García Urquiola, piloto retirado de la extinta Viasa, pinta pancartas junto a sus vecinos de Cumbres de Curumo. No tiene pensión del seguro social, pues asegura que se la quitaron por aparecer en la lista Tascón. Dice que aguantará las 48 horas de paro para apoyar a su esposa, enferma de cáncer, quien necesita medicinas. “Entre todos ponemos la pintura y dinero para comprar las telas el mensaje es a los asesinos de la Guardia Nacional y a los narcos del gobierno”.
“Nos paramos y bloqueamos las vías e Cumbres de Curumo para que nadie pase a Fuerte Tiuna o a Santa Mónica, un sitio donde viven muchos enchufaos. Tres de mis cuatro hijas viven en el exterior para que sus familias no tengan que vivir penurias como nosotros sus padres. No consigo medicinas para mi esposa enferma de cáncer ni bachaqueadas. El chavismo ha sido una calamidad para el país”.
Dijo que en los próximos días su hija menor se va a Chile. “Los venezolanos estamos haciendo cola hasta para comprar boletos de avión; mi hija consiguió un pasaje para Santiago luego de varias semanas de búsqueda y a un costo bien alto. Maduro y combo se tienen que ir para que empiece la nueva Venezuela y para que haya futuro para los más jóvenes. Tengo 18 años calándome esta pepa”.
Tanto él como otros vecinos señalaron que crearon mecanismos de seguridad internos para que ninguno de los jóvenes que integran la resistencia de Cumbres de Curumo sea apresado o asesinado por los cuerpos de seguridad del Estado. “Ni un muerto más en esta lucha de largo aliento”, exclamó convencido.