Cualquier candelita que se prenda altera el humor de un mandatario intolerante, como en Libia, donde el dictador fallecido decía que eso era obra de las “cucarachas”
Nuestra pandilla es una novela escrita por el estadounidense Philip Roth en 1971. El propósito del autor es ajustarle cuentas a Richard Nixon y a su corrupta administración y lo hace a través de una sátira política hilarante y desmadrada en la que podría hallarse un claro paralelismo con nuestra realidad. El argumento se centra en el personaje Trick E. Dixon, una caricatura del entonces Presidente y se desarrolla a partir de un discurso que este dio en contra del aborto en el año 1971.
Nixon, rebautizado en esta obra como Tricky, tramposo, se dirige a un ciudadano atribulado para explicarle que no hay la menor contradicción entre su firme oposición al aborto en nombre del derecho a la vida del nonato y su falta de escrúpulos a la hora de ordenar bombardeos en Vietnam y Camboya, que siegan la vida de miles de seres humanos ya nacidos. Mucho de lo que en ella se dice es perfectamente aplicable a nuestro caso, donde una pandilla de tramposos maneja la hacienda pública a su antojo y no se enfrenta a la verdad que sostiene la mayoría del pueblo venezolano.
Philip Roth, premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012, publicó su obra a principios de los años 70, justo antes de que estallara el escándalo Watergate que culminó con la renuncia de Nixon el 8 de agosto de 1974. Muchos observadores de la sátira destacan la parte final de la obra donde la inteligencia del autor manda al infierno a Nixon para arrebatarle el poder a Satán.
Esta divertida invectiva va precisamente sobre la corrupción moral y política del presidente Nixon y su entorno. La hipocresía de su postura ante las barbaridades cometidas en Vietnam, lo retorcido de su retórica de abogado, la mezquindad de sus asesores o lo inverosímil de las mentiras que contaban para maquillar la verdad son las piezas principales de crítica que Roth sostiene contra la administración Nixon/Tricky y que por cierto, también se pueden leer en algunos de los rostros de quienes gobiernan actualmente a nuestro sufrido país.
Tricky, que libra una guerra sin permiso del Congreso, pisotea los derechos y libertades fundacionales de Estados Unidos y miente más que habla, está indignado porque los estudiantes opositores a la guerra de Vietnam se meten con él. Cualquier candelita que se prenda altera el humor de un mandatario intolerante, como en Libia, donde el dictador fallecido decía que eso era obra de las “cucarachas”. Cuando envejeció su dictadura y tuvo que partir y los periodistas del humor consiguieron todas las casas de Libia invadidas de “cucarachas”. En Venezuela, cuando este régimen se despida, el humor encontrará 9 terroristas por cada 10 casas que visite.
Noel Álvarez
@alvareznv