El espectaculo con el texto de Alberto Camus hace temporada en el teatro Municipal de Caracas
Son 25 años de intensos trabajos de aprendizaje y creación, con más noches que días, los que lleva José Jesús González en las artes teatrales y eso que aún no cumple sus primeros 50 años, pues nació en Coro, el 22 de agosto de 1973. Y precisamente para festejar su primer cuarto de siglo –hemos sido testigos de su siempre ascendiente periplo artístico- ha producido y dirigido el montaje de El malentendido de Albert Camus, en versión de Ciro Acevedo, plausible y bien cuidada coproducción de las agrupaciones Teatro del Encuentro y Sobretablas Teatro.
Este montaje de El malentendido, que tras mostrarse en el teatro Nacional pasa a una temporada más larga en el teatro Municipal, cuenta con las actuaciones de Ennis Santos (conmovedora caracterización), Mirna Rodríguez (aceptable), Rocelin Rivera, Luis Enrique Torres (muy destacado), y José Esteban Mantilla, quienes dan convincente vida escénica, durante 70 minutos al melodrama que el periodista y filósofo Camus estreno el 24 de junio de 1944, en el Théâtre des Maturins, de París.
FILOSOFIA DEL ABSURDO
Calígula, El estado de sitio, los justos y El malentendido son una parte el comprometido y filosófico legado teatral de Camus, nacido en Argelia, el 7 de noviembre de 1913, y muerto, trágicamente en una carretera, cerca de Paris, el 4 de enero de 1960, tras haber recibido el Premio Nobel de Literatura, en 1957.
Camus desarrolla El malentendido desde fundamentadas argumentaciones de la filosofía del absurdo, enmarcada en su ensayo El Mito de Sísifo, donde se discute sobre el suicido y el valor de la vida; donde se afirma que la vida del ser humano es insignificante, por lo que su valor no va más allá de lo que cree el mismo hombre.
No hay que olvidar que Camus, quien se formó bajo la influencia de Schopenhauer, de Nietzsche y del existencialismo alemán, desarrolló la filosofía del absurdísimo, como una variante existencialista donde se cuestiona la tendencia natural del hombre a darle sentido a la vida respecto de sí mismo.
El malentendido es una de las obras claves para entender el origen de la filosofía del absurdo. Es, pues, el sinsentido de la conducta humana, que se reflejaba en una solución final: un extrañamiento absoluto de moral en el tejido podrido de la naturaleza humana. Dios ha cerrado sus oídos a los lamentos. Es un mundo abandonado, desprovisto de fe y de moral; los hombres deciden su destino y provocan la muerte por inanición del espíritu. Un autor que dejó huella y muchos alumnos en América Latina por aquello de la absurdidad del tan cacareado Tercer Mundo, etcétera.
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CRIMEN EN EL HOTEL
El argumento original, presentado en tres actos, es conducido por cinco personajes con distintos grados de moralidad. En la versión de Acevedo, reducida a un acto único, dos mujeres- la madre (encarnada por Mirna Rodríguez) y la hija, “Marta”, (interpretada por Egnis Santos)- viven solas en un lugar donde manejan una posada en la que asesinan a los huéspedes para robarles el dinero. Solo tienen como empleado a un viejo (actuado por José Esteban Mantilla) que casi no habla. El hijo y hermano de las mujeres, “Jan”, (personificado por Luis Enrique Torres), regresa a su casa después de 20 años, una especie de hijo prodigo. En ese intervalo de ausencia se ha casado y vuelve con “María”, (Joselín Rivera), su mujer, y quiere compartir con ellas su riqueza, pero no se decide a mostrar su identidad, así que se presenta como un huésped. La madre está cansada, solo quiere dejar de hacer lo que hacen. La hija, “Marta”, tiene una esperanza, o más bien un objetivo disfrazado de esperanza, vivir en un país junto al mar, un país donde el sol quema todos los pensamientos y vacía el alma. Discuten. La madre trata de convencerla de que se detengan, que no avancen en sus planes, de una vez. Este huésped, posiblemente será el que les abra el camino para lo que quieren. “Marta”, la hija, es el foco del absurdo, y es quien conduce al resto de los personajes a su propia encrucijada). Perpetrado el crimen, descubren que era en realidad el hijo y el hermano; tras lo cual deciden suicidarse.
Este rocambolesco argumento está basado en hechos reales e incluso se ha repetido en varios paises: matan al huésped para robarlo y después descubren quien era en realidad. Aquí en Caracas, a mediados de la pasada década, se hizo famoso un macabro chiste sobre el hotel Bruno, donde casi siempre entraban dos personas a sus habitaciones, pero solo salía una, porque mataban o drogaban al acompañante. Una especie de post verdad que al parecer no se ha repetido, pero en aquella ocasión un sacerdote fue liquidado por su compañero, lo cual dio origen a una aplaudida obra teatral de Elio Palencia, Penitentes, puesta en escena por Costa Palamides.El espectáculo actual de El malentendido, creado dentro de la tendencia minimalista, se desarrolla dentro de un gran espacio escénico en blanco, tiene una atmosfera atemporal e impacta por sus toques simbolistas. Es teatro para escuchar y disfrutar por las composiciones actorales y por la absurdidad de la anécdota, una visión pesimista de la vida, que tiene su razón de ser en la crisis espiritual de aquellos años, en medio de dos guerras mundiales, la primera de 1914 a 1919, y la segunda de 1939 a 1945. Lo que se muestra conmueve y no deja dormir al público.
EL ESPECTADOR / E.A. Moreno-Uribe / @eamorenouribe