El sueño reparador es una parte vital en la salud física, mental e integral del ser humano, de hecho más de 1/3 de nuestra vida la pasamos durmiendo, por ello garantizar que éste se cumpla de manera satisfactoria y en los periodos de tiempo recomendados, de 6 a 8 horas diarias es lo ideal. Sin embargo, llevar a la práctica lo que dicta la teoría a veces es tarea titánica, ya que son muchos los factores que intervienen para conciliarlo siendo los trastornos del sueño una condición que afecta a un gran número de personas, existiendo múltiples causas donde el estilo de vida es piedra angular en nuestras sociedades.
De estos trastornos, el insomnio es el que más prevalece, la mayoría de las veces causa irritabilidad, mal humor, y la somnolencia diurna provocada disminuye la atención para llevar a cabo tareas o actividades rutinarias como trabajar o concentrarse. Lo recomendado por distintos especialistas es disminuir todos aquellos factores inherentes al individuo que puedan ser modificables entre ellos los hábitos de alimentación que fomenten perdida de peso, evitar el hábito tabáquico y alcohólico.
Merling Maldonado, nutricionista, especialista del Centro de Especialidades Respiratorias y Trastornos del Sueño K26 asegura que, “lograr mantener un peso saludable a través de conductas adecuadas, disminuyendo todos aquellos hábitos que la mayoría de las personas desconocen o conocen y no llevan a la práctica afectando el buen dormir es tarea inicial cuando estamos delante de un paciente con trastornos del sueño, evaluar prácticas, rituales y adicciones es necesario conocer y corregir”.
Recomendaciones
Dentro de los alimentos que son contraproducentes y alteran el sueño están los excitantes del sistema nervioso central como: las gaseosas, el té, el café y el cacao. El café contiene tres reconocidos estimulantes: la cafeína, la teobromina y la teofilina. Aunque la cafeína es el principal componente que afecta el sueño, la teofilina en menor nivel también lo altera, por eso el café descafeinado continua teniendo componentes que lo alteran.
A su vez, es importante evitar las comidas copiosas, o con elevada densidad calórica como en el caso de las preparaciones muy grasosas, en especial durante la cena, considerando que la digestión y absorción de estos alimentos pueden retardar entre 6 a 9 horas. Sobre este punto, la especialista Merling Maldonado señala lo siguiente “se recomienda consumir la cena de 4 a 5 horas antes de dormir, consumiendo todos los grupos básicos de alimentos en pequeñas porciones, que contemple preparaciones muy sencillas, no elaboradas, de fácil digestión, limitando el consumo de elevadas cantidades de líquidos de manera tal de evitar que el sueño sea interrumpido por tener continuas ganas de miccionar”.
A su vez, se debe tener en cuenta que ingerir muchas proteínas reduce la síntesis de serotonina en el cerebro (un neurotransmisor que participa en los ciclos de sueño y vigilia); y aumenta la producción de adrenalina, lo que hace mantener un estado más alerta y el individuo es más susceptible a ruidos, distractores. Y así como las grasas el tiempo de digestión y absorción es largo. Se recomienda añadir a la cena alimentos ricos en sustancias que hacen que los niveles de las hormonas serotonina y melatonina aumenten; un ejemplo son los hidratos de carbono complejos como: cereales, vegetales, y verduras. Estos estimulan la producción de insulina, hormona que incrementa la disposición del triptófano para formar serotonina.
Afortunadamente existen diversos tratamientos que ayudan a mejorar estos problemas del sueño. Actualmente se conoce que en esta enfermedad hay dos formas de diagnosticarla; según los especialistas la primera se realiza en un laboratorio de sueño, donde el paciente duerme una noche siendo vigilado por personal especializado y la segunda se hace en el domicilio mediante métodos de fácil colación por el propio paciente, dependiendo de la valoración del médico.
En el Centro de Especialidades Respiratorias y Trastornos del Sueño k26, los especialistas facilitan la conciliación del sueño y despertar reconfortado; para ellos es importante conectarse con la respiración, alimentación y sueño, buscando una tranquilidad completa y duradera en cada paciente.
«Todo género de vida, no prolonga su duración en la tierra, sin descansos alternativos»