Milagros Benítez, con su ropa desgastada, muestra con tristeza lo poco que pudo comprar en el mercado: 30 huevos, café y queso. Lejos de animarla el nuevo aumento del sueldo mínimo en Venezuela, teme que en breve todo sea más caro.
Gastó 100.000 bolívares, casi la cuarta parte del ingreso básico fijado el pasado miércoles por el presidente Nicolás Maduro, tras un reajuste salarial de 30%, el quinto en lo que va de 2017.
«El salario mínimo no alcanza, y siempre que lo aumentan, aumentan las cosas», dijo Milagros sobre el avance voraz de la inflación, que según el FMI cerrará este año en 652,7% y se disparará a 2.349,3% en 2018.
Varios economistas aseguran que el país -donde los precios aumentan cada vez con mayor velocidad- entró en una espiral hiperinflacionaria.
Maduro aumentó el ingreso mínimo (salario más bono de alimentación) a 456.507 bolívares (136 dólares a la tasa oficial y 11 a la del mercado negro).
Es imprescindible comparar el salario con el dólar negro, pues muchos productos básicos son importados por el sector privado con esas divisas, cuyo valor multiplica por 13 la tasa oficial.
Ello, debido a que el gobierno, que monopoliza los dólares dentro de un férreo control de cambios, tiene prácticamente congelada su asignación a los empresarios.
Según economistas, lo hace entre otras cosas para poder servir la abultada deuda externa (150.000 millones de dólares), que ahora intenta renegociar.
Henkel García, de la firma Econométrica, opina que si el nuevo aumento no prevé mayor oferta de bienes y servicios, habrá más inflación y escasez.
«No da para nada»
Junto con el reajuste del sueldo, Maduro anunció la entrada en circulación de un nuevo billete de 100.000 bolívares, cinco veces el actual de mayor denominación, que a su vez tenía menos de un año de vigencia.
«Ese billete de 100.000 bolívares no da para nada», se lamenta Milagros, ama de casa de 54 años que asegura que todo el dinero se le va en comida.
«Una caja de pastillas para la tensión de mi mamá cuesta 180.000 bolívares. No la puedo comprar. O compro eso, o compro comida», añadió.
En Venezuela, además de los alimentos, escasean las medicinas por una drástica reducción de importaciones en un país que sufre desde 2014 la caída del precio del petróleo, prácticamente su único producto de exportación.
El nuevo billete surge en medio de una severa escasez de efectivo a raíz de la inflación, lo que obliga a los venezolanos a hacer largas filas para retirar dinero.
Diariamente solo se pueden sacar por cajero automático 10.000 bolívares (lo que cuesta un perro caliente en la calle) o 30.000 por ventanilla.
«Esto es malísimo, apenas saqué 10.000 bolívares. No he visto el billete de 100.000 bolívares ni he visto el de 20.000», se quejó Maury Castillo, de 31 años, tras pasar media hora bajo el sol para sacar dinero en un cajero.
Maduro apuesta por los pagos electrónicos ante la falta de circulante, por lo que la banca ensaya un mecanismo de pago mediante mensajes de texto.
Sin embargo, Frank Gómez, vendedor de verduras en un mercado del este de Caracas, asegura que el sistema no funciona bien. «Un par de personas han intentado pagar con el celular y la aplicación falla», dijo.
Laura Roca, gerente del mercado donde trabaja Frank, cree que la aplicación ayudará, pero la inseguridad será un problema.
«¿Dónde sacas el teléfono para hacerlo? Porque aquí la delincuencia está bastante alta y corres el riesgo de que te vayan a robar», comentó.
«Parar a Dolartoday»
Para Alfredo Bencomo, comerciante de 52 años, la inflación no tiene que ver con las políticas del gobierno, sino con el portal dolartoday.com, donde se tasa el dólar negro y que según Maduro hace parte de una «guerra económica» de la derecha y Estados Unidos para derrocarlo.
Solo en el último año, el bolívar se devaluó 96% frente a esa cotización.
«La solución al problema de inflación es darle un ‘parao’ (freno) a dolartoday. Mientras eso no se ataque, ni que aumenten 100% mensualmente los sueldos. Ajustan el sueldo y los comerciantes aumentan», indicó.
El economista Luis Vicente León considera que «cuando la inflación camina a la hiperinflación, la gente aprende que los aumentos salariales no evitan la pérdida de ingreso, sino que son el anticipo de más inflación».
afp