La reunión de Santo Domingo

El 15 de diciembre del año en curso se celebró en Santo Domingo, la segunda reunión de diálogo entre los representantes de la MUD y del gobierno, dentro del marco de las negociaciones con garantes internacionales previstas este mes, a los fines de darle soluciones efectivas a los graves problemas políticos y económicos que aquejan a Venezuela.

En ese sentido, insistimos que le conviene al país entero que se produzcan acuerdos que satisfagan las apremiantes necesidades de la población, porque si no se hace, se comprometerá severamente la gobernabilidad política de la nación, y la gobernanza de la seguridad regional sudamericana, según los criterios oficiales de Unasur y de la Junta Interamericana de Defensa.

En efecto, una inflación interanual superior al 2.000 % unida a una caída de la economía del 12,5 % del PIB, sumado a un empobrecimiento creciente e indetenible de todos los estratos de la sociedad, trae como consecuencia migraciones ilegales masivas a los países vecinos, y el desmoronamiento de las instituciones sociales y políticas restantes, lo que resultaría en una crisis de grandes magnitudes, nueva amenaza a la seguridad regional e intolerable para los estados nacionales sub hemisféricos.

El gobierno de Venezuela tiene la imperiosa y urgente necesidad, para su propia supervivencia política, de recibir reconocimiento internacional, y para ello debe anunciar con claridad el cronograma electoral anticipado de los comicios presidenciales del 2018, con garantías de un proceso libre y justo; aceptar la ayuda humanitaria acordada por el Congreso de los EE.UU., que puede ser llamada “fuente alternativa de financiación social”; liberar los presos políticos para Navidad y, en todo caso, debe acordar con la oposición el cambio del actual fracasado modelo económico y sustituirlo por uno productivo con participación del empresariado privado, que deberá ejecutarse por un gobierno de unidad y salvación nacional.

Las sanciones financieras impuestas por la comunidad internacional no van a ser levantadas hasta tanto no exista un acuerdo definitivo con ejecución verificable por los garantes.

El candidato presidencial de la oposición debería ser escogido por consenso entre los profesionales de la política, con posiciones moderadas que promuevan la paz, la estabilidad y la reconciliación nacional, por cuanto para quienes vivimos en Venezuela, el panorama que se presenta para el 2018 es sombrío.

Si el gobierno no hace caso a este clamor nacional e internacional, la catástrofe que se avecina para el 2018 será inevitable, con las seguras y desgraciadas consecuencias de una intervención hemisférica, que ya será indetenible.

Carlos Martínez Ceruzzi

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