Este martes el presidente de Argentina Mauricio Macri y su par ruso, Vladimir Putin, se verán cara a cara en el Kremlin. No todo serán sonrisas y acuerdos. Hay un tema en la agenda de ambos mandatarios que no tendrá una resolución favorable: Venezuela .
Mientras que para Argentina, y el resto de los integrantes del Mercosur, el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura donde se violan sistemáticamente los Derechos Humanos de sus ciudadanos, para Rusia es un socio estratégico en la región.
Macri le planteará a Putin el problema que representa para América Latina el régimen de Maduro, según adelantaron fuentes oficiales. «Tendremos más cercanía con Rusia, pero con una diferencia fuerte», admitió uno de los asesores del jefe de Estado.
En la comitiva argentina todos aceptan que será un punto sin posibilidad de acercamiento. Venezuela y, en menor medida, Cuba siempre fueron la puerta de ingreso a la región para Putin. Un ejemplo de lo que representa esta sociedad fue, por ejemplo, cuando en 2016, en medio de la crisis social y política que atravesaba el país caribeño, Putin decidió reestructurar parte de la millonaria deuda que Hugo Chávez y Maduro acumularon en los últimos 10 años y aplazó su pago para 2019 y 2021.
El resto de la agenda se presenta muy favorable para la Argentina, que llega al encuentro con una responsabilidad adicional como presidente del G-20. Así lo aseguró Macri apenas llegó al Hotel Ritz-Carlton, en el centro de esta ciudad. «Tengo muchísimas expectativas, esperamos tener avances», dijo el presidente, que viajó acompañado por su esposa, Juliana Awada.
Visiblemente cansado por el viaje, el presidente argentino hizo un breve repaso de los temas que hablará con su par ruso, Vladimir Putin, en el encuentro que tendrán mañana en el Kremlin. «Buscaremos dar un paso adelante en materia de energía, logística y agroindustria. Vamos a ver qué pasa mañana», adelantó el jefe del Estado a La Nación en un breve diálogo. Por la noche, pese a los 10 grados bajo cero, Macri y Awada salieron a cenar. Otro grupo que le hizo frente a la gélida noche rusa fue el de los ministros y gobernadores que integran el canciller Jorge Faurie, Juan José Aranguren (Energía), Luis Miguel Etchevehere (Agroindustria), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Hugo Passalacqua (Misiones).
Macri habló de posibles avances en tres áreas. En materia de agricultura, según anticipó el ministro Luis Miguel Etchevehere, los productores rusos «están interesados en genética bovina, en la que la Argentina es una potencia mundial», a los que les interesa «importar semen y embriones, caballos deportivos y de trabajo, maquinarias agrícolas, todas cuestiones que hacen a la producción».
Macri le planteará Putin la necesidad de fortalecer el comercio entre ambos países, que en 2013 era de 2300 millones de dólares y en 2016 cayó a 800 millones.
Sobre energía, Vaca Muerta será la estrella, pero también habrá lugar para las energías renovables. Eso sí, no está previsto, por lo menos en el lado argentino, insistir en la anticipada y anunciada central nuclear que Rusia iba a construir. Así, el acuerdo que firmaron en esta ciudad la expresidenta Cristina Kirchner y Putin en abril de 2015, que Macri refrendó en 2016, se encamina hacia el fracaso.
Ayer también se firmó un acuerdo para la explotación de uranio en la provincia de Chubut. Si bien se trató de un negocio entre privados, toda la operatoria será supervisada por el Gobierno. La empresa Uramerica, una compañía de exploración de ese elemento químico con presencia en nuestro país y Paraguay, se unió con la rusa Rosatom, especialista en energía nuclear, para la explotación de un campo. «Es un hecho muy significativo», resaltaron cerca del Presidente.
GPA