Algunos pacientes tienen más de seis meses sin recibir los medicamentos antirrechazo para preservar la integridad del órgano que les fue donado
Cerca de 30 venezolanos trasplantados protestaron este jueves en Caracas debido a la escasez de medicamentos que compromete la salud de decenas de miles de pacientes y exigieron al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) atender esta situación.
Los manifestantes portaron pancartas con mensajes como «medicinas ya» y corearon la consigna «queremos vivir» en las cercanías de la sede del Ivss.
Guillermo Valero, de 56 años, dijo a Efe que tiene 15 años trasplantado y 6 meses sin recibir los tratamientos antirrechazo que debe tomar para preservar la integridad del órgano que le fue donado.
«Le exigimos al Seguro Social que nos traigan el tratamiento, podemos perder el órgano y podemos perder la vida», aseveró el técnico de computación.
Valero contó que debido a la escasez de fármacos ha tenido que comprar pastillas en 6.000.000 de bolívares.
Explicó que las dosis necesarias para garantizar el normal funcionamiento del órgano trasplantado pueden ser importadas desde Colombia a un precio cercano a los 800 dólares cada una y, en su caso, necesita tres, y no cuenta con el dinero para ello.
Entretanto, Iraida Barona, una mujer de 47 años que viajó desde su natal Guárico hasta Caracas para unirse a esta protesta, aseguró que vino a exigir el «derecho a la salud, a vivir con una calidad de vida» y en nombre de los pacientes que han visto mermar su salud debido a la crisis en este sector.
«Hace tiempo que no nos llega el tratamiento (…) sobre todo el antirrechazo que nos da la segunda oportunidad de vivir», dijo Barona, que lleva más de la mitad de su vida trasplantada y hasta ahora «sin problemas».
Por su parte, Ramón Chavier, de 51 años, viajó desde su casa ubicada en de Barquisimeto y se unió a la manifestación con un cartel que decía «mi hijo me donó su riñón, no lo quiero perder».
«Estoy aquí para la ayuda humanitaria o para lo que sea, porque necesitamos ayuda», expresó el hombre que lleva cinco años trasplantado, tiempo en el que ha estado «muy bien» pese a no encontrar varias dosis en el último año.