No solo los habitantes de la parroquia San Juan se benefician de la boca de la toma de agua localizada en la vía pública, sino que al sitio también llegan personas de otros sectores de Caracas, como La Vega, El Paraíso e incluso de El Junquito
A las 6 de la mañana, Rosa Gardeno, de 71 años de edad, espera que se abra la llave de un hidrante de incendio, ubicado en plena avenida San Martín de Caracas. A su lado tiene un botellón y tres tobos vacíos sobre una carretilla, los cuales llenará con agua. Para ella, y como para muchos habitantes de la parroquia San Juan, es la única forma de contar con el líquido en sus casas.
Esmeralda Martínez es la encargada de abrir y cerrar la llave de la toma de agua desde hace tres meses, tiempo que tiene el céntrico sector padeciendo las fallas en el servicio.
Esta iniciativa surgió a partir de la necesidad. “No teníamos agua, tampoco dinero como para pagar hasta 100 mil bolívares por un poquito. Cuando vi las gotas que caían del hidrante, tomé una herramienta y abrí la llave, desde ese momento la gente comenzó a llegar sola. La falta de agua era igual para todos”, contó Martínez al portal El Pitazo.
Hasta 8 de la noche, las personas aguardan sobre la acera con cuanto recipiente consiguen para llevarse un poco del liquido que sale por la boca del hidrante. No solo los vecinos de San Martín se benefician. Al lugar se acercan residentes de sectores como Catia, La Vega, El Paraíso e incluso El Junquito. Todos desean llevar un poco de agua a sus hogares.
Martínez aclaró que, pese a cubrir una jornada de más de 12 horas abriendo y cerrando la llave, no cobra ni por una gota del agua; pero muchas de las personas a las que atiende le dan efectivo, “una colaboración”. En un día puede recolectar hasta 300 mil bolívares.
“Yo no pido nada, a mí me satisface, me llena de alegría ayudar a quien lo necesite, pero la colaboración, de quien lo desea, bienvenida es. Con lo que me gano aquí puedo resolver parte de mi día a día”, dijo Martínez, que con lo que percibe llenando potes de agua, más los ingresos que obtiene como técnico de electrodomésticos, mantiene a su hija.
Martínez también aseguró que, aunque no hay nada por escrito, tanto la junta comunal de la parroquia San Juan y los bomberos del Distrito Capital dieron su visto bueno a la iniciativa. “Gracias a Dios y a esta mujer podemos tener un poco de agua. Mientras no salga nada de agua por mi grifo, seguiré viniendo acá, es la única solución para mí y mi familia, para no estar como camellos”, dijo Pedro Echeverría, un residente de la zona de Gato Negro que también se beneficia del hidrante.
(Nota de Manuel Corro/elpitazo.com)