La crisis del peso argentino es ante todo una crisis de confianza vinculada al apetito por el dólar. La moneda local se está depreciando rápidamente -más del 50% desde enero- y surge el trauma de la crisis económica de 2001.
La fragilidad de la economía argentina, que acogerá a la cumbre del G20 este año, ahora es obvia.
Crisis de confianza
En Argentina se ahorra en dólares. Los argentinos ya no confían en su moneda desde la gran devaluación de 1975, conocida como el «Rodrigazo» por el apellido del entonces ministro de Economía Celestino Rodrigo, la hiperinflación de finales de los ochenta y el default de 2001 que provocó una colosal crisis económica y social.
«El dólar es la moneda de reserva por excelencia, utilizada por los argentinos para preservar el valor de sus ahorros a largo plazo. La demanda crece en tiempos de incertidumbre y disminuye en condiciones de calma», dice Victor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE).
Déficit presupuestario crónico
Durante décadas, el déficit presupuestario ha sido un problema recurrente en Argentina. El porcentaje de empleados públicos es uno de los más altos del mundo.
El gobierno del presidente de centroderecha Mauricio Macri se ha comprometido a sanear las cuentas del país y el déficit fiscal pasó del 6% en 2015 al 3,9% en 2017. Pero el camino sigue siendo largo: el objetivo para el próximo año es del 1,3%, para alcanzar el equilibrio en 2020.
Macri considera a la reducción del déficit fiscal como una «máxima prioridad» de su gobierno.
El economista Mario Blejer comenta que «el gobierno ha corregido (desequilibrios), pero los efectos no aparecen rápidamente (…) Creo que es posible que la economía funcione bien el próximo año».
– Lejos de 2001 -La crisis económica de 2001/2002 es un trauma para los argentinos dado que muchos perdieron su trabajo, a veces sus ahorros, y la pobreza estalló, después de una década de paridad peso-dólar, un momento dorado para los argentinos, pero que llevó a la bancarrota del país.
Los miembros del gobierno aseguran que no hay comparación posible. El Ministro de Economía, Nicolás Ujovne, dice que «no hay riesgo» de un nuevo incumplimiento.
El jefe del banco de HSBC en Argentina, Gabriel Martino, descarta la posibilidad de un nuevo incumplimiento. «Si tomamos Argentina desde el punto de vista económico, y analizamos lo que causó la crisis anterior, las condiciones son positivas. las provincias tienen superávit fiscal, los bancos están capitalizados y sanos, el gobierno está trabajando para lograr un déficit cero lo más pronto posible, y el problema de la liquidez se resuelve mediante el acuerdo con el FMI».
El economista Javier Milei cree que debido a la actual crisis del peso, «Argentina puede volver a caer en una fase de hiperinflación».
Apoyo del FMI
Incapaz de tomar préstamos de los mercados debido al alto riesgo país (casi 800 puntos, el segundo más alto de la región detrás de Venezuela), la tercera mayor economía de América Latina ha firmado un préstamo de 50 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para estabilizar la economía.
El politólogo Rosendo Fraga señala que, en los últimos meses, «el FMI ha apoyado explícitamente al gobierno y Estados Unidos ha aprobado las medidas tomadas por Argentina».
El acuerdo, que tiene sus habituales contrapartidas dolorosas, ha sido mal recibido por muchos argentinos que creen que el FMI contribuyó al incumplimiento de 2001, al respaldar la costosa política de paridad peso-dólar iniciada por el ex Presidente Carlos Menem.
Fragilidad política
El jefe del gabinete de ministros Marcos Peña rechaza hablar de «fracaso económico», el presidente pide paciencia y señala que «el proceso de transformación y estandarización del país» lleva más tiempo de lo esperado.
A poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales, Mauricio Macri ya no está en una posición de fortaleza como lo estaba a fines de 2017, después de ganar las elecciones intermedias, y su coalición Cambiemos no asegura una mayoría parlamentaria.
Hasta ahora se ha aprovechado de la división de la oposición peronista, figurada entre los partidarios de la ex presidenta izquierdista Cristina Kirchner y un sector más moderado.
En el momento de votar el presupuesto para 2019, que deberá incorporar medidas de austeridad, probablemente le será difícil obtener mayoría para aprobarlo.