La falta de agua causada por una semana de apagones en Venezuela terminó empujando a los venezolanos a las calles para protestar contra el Gobierno de Nicolás Maduro en una jornada en la que hubo enfrentamientos en Caracas con disparos sin que se conozca todavía si alguien resultó lastimado.
Efe fue testigo de varias detonaciones en la avenida Fuerzas Armadas de la capital venezolana, donde un centenar de manifestantes protestaron durante horas pidiendo el regreso de la energía y, con ello, del suministro de agua potable y de los servicios de telefonía e internet.
En el oeste de la capital venezolana, un territorio considerado bastión del chavismo gobernante, se produjeron desde la mañana numerosas concentraciones de ciudadanos que pedían la restitución del fluido eléctrico luego de que anoche se registrara otro de los apagones nacionales que iniciaron el lunes.
Las cercanías del palacio presidencial de Miraflores, custodiadas por decenas de agentes y tanquetas de la Guardia, fueron tomadas casi en su totalidad por una veintena de protestas en las que los vecinos cortaron las vías, armaron barricadas y corearon consignas antigubernamentales.
En estas manifestaciones los ciudadanos mostraron recipientes vacíos para denunciar que el agua no corre por las tuberías de sus hogares desde hace tres, cinco u ocho días.
Si bien claman por soluciones, muchos de ellos no están dispuestos a aceptar paliativos como la distribución de agua a través de camiones cisternas que el Gobierno ha desplegado dentro de su plan de contingencia mientras reactiva el bombeo del líquido hacia todas las comunidades.
Ese fue el caso del centenar de manifestantes que cortó las vías de entrada a la emblemática barriada del 23 de Enero, ubicada detrás de la sede del Ejecutivo y donde reposan los restos del fallecido presidente Hugo Chávez.
Al grito de «no quiero cisterna, quiero agua de chorro», la muchedumbre ahuyentó a los dos vehículos que llegaron a la zona para distribuir agua, y uno de ellos fue tomado por otro grupo de manifestantes que, unos metros más hacia el este, se abalanzó para llenar sus bidones.
El conductor de esa cisterna, que pidió conservar el anonimato, dijo a Efe que su destino inicial era el hospital Pérez Carreño, pero que recibió una orden telefónica indicándole que se desviara hacia esa zona para intentar apaciguar las protestas.
El ministro de Salud, Carlos Alvarado, indicó al canal estatal VTV que ha habido «algunas dificultades» con el suministro de agua en algunos hospitales que están siendo atendidas por el Ejecutivo dentro de un plan de contingencia.
Aseguró que áreas críticas de los nosocomios como las salas de emergencia, unidades de diálisis y quirófanos se han mantenido operativos.
Además, la ministra de Atención de Aguas, Evelyn Vásquez, informó que el Gobierno ya inició la energización de los sistemas de producción de agua potable del país para comenzar con bombeo progresivo hacia las comunidades.
Mientras esperan esas soluciones, los caraqueños llenaron la ciudad de reclamos y se reconocieron en parte alentados por el llamamiento a protestar que hiciera el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por unas 60 naciones.
El también jefe del Parlamento pidió a los venezolanos mostrar el rechazo a los apagones causadas, según él, por el «régimen usurpador» de Nicolás Maduro.
«Es el momento de protestar organizados, para así proteger a nuestros vecinos y proteger a nuestro país (…) ¡Que nadie se quede en su casa! La dictadura nos quiere apaciguados. No pudieron con la electricidad, ni con el agua y ni con la economía», indicó Guaidó en la red social Twitter.
El político llamó además a las Fuerzas Armadas a proteger a los manifestantes de los llamados «colectivos», como se conoce a los grupos de civiles a veces armados que son leales al chavismo y que, según medios locales, actuaron hoy para amedrentar a opositores en las protestas.
La versión oficial del vaivén de la energía responsabiliza a la oposición venezolana y a la Administración de Estados Unidos por «atacar» el sistema eléctrico desde el día 7 con métodos electromagnéticos, mecánicos, fusil de larga distancia e incendios.
El Gobierno implementará desde mañana una jornada laboral reducida hasta las 2 de la tarde y ha suspendido por onceava ocasión en el mes las actividades escolares mientras atiende los «daños de consideración» que sufre el sistema eléctrico del país como consecuencia de los «ataques terroristas», que, asegura, ha sufrido.