Los principales sindicatos y movimientos sociales tomarán las calles este miércoles y jueves tras convocar una huelga general que amenaza con avivar las masivas protestas que hace seis días golpean a Chile, pese a que el presidente Sebastián Piñera pidió perdón y anunció medidas para frenar la convulsión.
«¡La huelga va ya! Lo decimos fuerte y claro: ¡Basta de alzas y abusos!», indicó en un mensaje en Twitter la noche del martes la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el sindicato más poderoso de Chile.
El paro fue convocado por una veintena de organizaciones de trabajadores y estudiantes que repudian la decisión de Piñera de poner al país en estado de emergencia y toque de queda, y recurrir a los militares para controlar las manifestaciones, incendios y saqueos registrados en Santiago y otras ciudades, que dejan al menos 15 muertos -entre ellos un peruano y un ecuatoriano- en la peor ola de violencia en Chile en tres décadas.
«Demandamos al gobierno restituir la institucionalidad democrática, que en primer lugar significa deponer el estado de emergencia y devolver los militares a sus cuarteles», indicó un comunicado de los movimientos, difundido el martes.
Los operarios portuarios paralizarán las localidades costeras y los poderosos sindicatos de las mineras de cobre –del cual Chile es el mayor productor mundial- analizaban su adhesión.
Los sindicatos coinciden con el descontento social instalado en Chile, uno de los países más desiguales del mundo, que se encendió por el alza -luego suspendida- de 3,75% del precio de la tarifa del metro en Santiago, pero derivó en un mayor movimiento que pone sobre la mesa otras demandas sociales: sobre todo las bajísimas pensiones del sistema privado que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).