Este día quedará marcado en la historia de Chile. Un millón de personas, según cifras oficiales, se autoconvocaron en Plaza Italia y alrededores, pleno centro de Santiago. No hubo otra igual desde el retorno de la democracia. Sucede a una semana del estallido social que sacó a la gente a las calles. El disparador fue el aumento en el boleto del subte. Pero desde hace una semana los reclamos abarcan salud, educación y sistema jubilatorio. Los jóvenes fueron los protagonistas de la concentración. No se registraron incidentes.
Vestidos con la camiseta de la selección nacional de fútbol. Con la bandera de Chile atada al cuello, como una capa. Con pañuelos o barbijos, preparados para protegerse de los gases lacrimógenos o con máscaras sofisticadas, listos para una masacre. A pie, en grupos; en sus bicicletas. Levantando carteles con estas leyendas: “No más violencia”, “Milicos asesinos”, “Por una nueva constitución”.